­Los días 15 y 16 de abril se celebraron en la Cámara de Comercio de Palma de Mallorca las «I Jornadas europeas sobre las propiedades rurales en el Mediterráneo», auspiciadas por la iniciativa Itinerem. Diego Zaforteza, Presidente de la Asociación Cultural Patrimonio Histórico del Mediterráneo y coordinador General del proyecto Itinerem, y Antonia Morey, Profesora Titular de Historia Agraria de la Universitat de les Illes Balears, se encargaron de coordinar los aspectos técnicos y académicos de esta interesante iniciativa. Se trataba de poner en común con representantes de las islas mediterráneas de Rhodas, Malta, Mallorca, Córcega y Sicilia, y de las comunidades peninsulares de Cataluña, Valencia y Murcia, el valor patrimonial de las casas rurales del Mediterráneo, con la idea de hacer una o varias rutas que relanzaran su funcionalidad más allá de las funciones estrictamente agrarias. Nombres como massos, masías, possessions, masserias, maisons, denotan la heterogeneidad de estas casas y de la explotación agraria que las envuelve, pero también su casi idéntico origen etimológico. El clima mediterráneo, con múltiples variantes en cada caso, da unidad a estas casas y paisajes con sus dos únicas características comunes: la aridez estival y la irregularidad de las precipitaciones. En algunos casos el valor arquitectónico de las construcciones es suficiente para ponerlas en valor, y en otros es necesario sumar a ese valor el del paisaje rural que las rodea, como en el caso de los aterrazamientos de ladera, a veces elaborados con piedra seca, tan habituales en muchos de estos entornos, para adaptarse a las características climáticas antes citadas. En todos estos casos suele haber un rico espacio litoral que, especialmente ligado al turismo de sol y playa, vive de espaldas a este rico patrimonio interior. Se trata de obtener un proyecto europeo plurinacional con colaboración entre lo público y lo privado que ponga en valor todo este patrimonio, aprovechando en parte esa atracción que ya se da en el litoral próximo. Si a todo esto añadimos el magnífico trato recibido, la rica gastronomía de la que disfrutamos en ubicaciones impresionantes, y los magníficos paisajes de la Sierra de Tramuntana, más el intercambio de ideas que todos los participantes tuvimos, sólo queda esperar que esta iniciativa siga adelante, porque los que hemos ido creemos firmemente en ella.