Las grabaciones que están bajo pesquisa en este momento y que han generado tanta expectativa como escándalo, van a inducir a una larga investigación por parte de quien corresponda. No durará un año o dos, sino más. Iremos sabiendo mucho más del dispositivo montado por personajes relevantes, que estaban en las instituciones y se valían de ello para presuntamente amañar condiciones de contratos públicos y tal vez para percibir comisiones.

El todavía presidente de la Diputación de Valencia, Rus, aparece en el ojo del huracán, por lo publicado en los medios, aunque él niega que el que oímos en las grabaciones sea él. Benavent y Caturla parecen acompañarlo en este baile de contactos y cifras. La cantidad y variedad de asuntos en los que intermediaban era muy amplio y habrá que investigar mucho para saber el montante de todos los contratos y dónde han ido a parar, si hubo, propina. El dolo moral y político a las instituciones es grande, el PP lo ha reconocido y ha obrado con rapidez, dentro de lo que podía en plena campaña electoral.

Pero creo que el daño va a ser más amplio, profundo y va a tardarse mucho tiempo en crear los diques para contenerlo o repararlo. Porque Rus ha tejido una red durante años en la provincia que manejaba y desde la presidencia del PP provincial. Alberto Fabra reconoció que le hizo caso y atendió sus demandas a la hora de hacer las listas, sea de candidatos a concejales, a alcaldes o de diputados. Todo lo cual nos obliga a reflexionar y a sospechar que entre sus recomendados habrá varios que han estado en relación estrecha con el todavía alcalde de Xàtiva y que han escuchado sus propuestas y secundado su juego, a lo largo de los quince años de mandato y cuando menos en los últimos cuatro.

Esta red Glaudio a la valenciana va a dar mucho juego y por la resistencia que ofrece Rus hay para pensar que en las constituciones de los ayuntamientos en su comarca y luego en la diputación, puede preparar alguna movida y hacer presión, y más si Fabra sale debilitado de las autonómicas. El día después, además de plantearse qué pactos se harán necesarios, se perfilará la magnitud de la herencia que deja el pequeño gran hombre y cuántos negocios iban presuntamente de su mano y están en marcha. Sobre la etapa de Francisco Camps parece caer un alud y Gerardo Camps y el fallecido conseller de Obras Públicas, García Antón, tienen presuntamente un papel.

La investigación, en su día, lo delimitará y como él mismo dice, si hay imputaciones y si hay condenas, cuando se den. Todo lo que va para largo. El secreto del sumario consta en este momento. Y sólo después de las elecciones, supongo, moverá ficha el juez en base a los documentos y a los indicios racionales que observe. Que es lo normal en estos casos, que necesitan de equipos técnicos muy preparados para rascar y sacar la mugre. Los jueces no dejan de señalar la escasez de medios. Y ahora por ley no debe durar la instrucción más de 18 meses.