Despertar, levantarse, asearse, desayunar, salir de casa, acceder a un vehículo y acudir al lugar habitual de trabajo, estudio o actividad son tareas que realizamos de forma casi automática. Estos hábitos son actos cotidianos que se convierten en todo un reto cuando lo protagonizan personas afectadas por la parálisis cerebral, que necesitan apoyo para llevarlas a cabo. Cualquier persona puede y debe ejercer su derecho a ser ayudado en condiciones de calidad, a una atención sanitaria, educativa y social dignas. Todo ello es posible si en su entorno viven ciudadanos con valores como la igualdad y el respeto.

En estas fechas se ha celebrado el Día mundial de las personas con parálisis cerebral. En Cruz Roja no queremos referirnos a esta patología como algo excluyente a la normalidad, inferior o menos importante. Las personas que participan en los distintos programas y recursos (familia, profesionales y voluntariado) asumen como parte de sus vidas la ayuda y entrega a los afectados. En Valencia, Cruz Roja fue pionera con la puesta en marcha de un centro especializado y actualmente se llevan a cabo numerosos proyectos de apoyo al colectivo: centro de día, clínica odontológica, centro educativo especial, deporte adaptado y programas de ocio y tiempo libre, entre otros muchos. Este modelo de ayuda, entendida como colaboración desinteresada ante una necesidad, es la que nos gustaría que inspirara a esa ciudadanía responsable, esa sociedad inclusiva.

Los afectados por parálisis cerebral nos muestran a diario con sus actos que afrontan el mundo de forma épica. De ellos, aprendemos el significado del esfuerzo verdadero, el espíritu de superación, las muestras de afecto y alegría sinceras, la responsabilidad, la aceptación incondicional de la otra persona. Por eso, todos ellos son héroes, que necesitan de nuestro apoyo, de nuestros recursos y de nuestra comprensión. Son nuestra inspiración para esforzarnos todavía más y conseguir que sus vidas sean totalmente plenas.