He de confesar que no soy un fanático de la Constitución Española vigente, su nacimiento fue más bien un alumbramiento con la ayuda de fórceps y el resultado está a la vista, bastante pobre, pero es la que tenemos y por ella nos hemos de regir en tanto en cuanto no sea modificada, remozada o adecentada. Por eso, cuando oigo a los políticos, bien sean los que están en el ejercicio del gobierno, como los que estando en la oposición se postulan para estarlo a la menor oportunidad posible, hecho mano de la Constitución buscando que artículo se han pasado por el cogote, puedo asegurar que no son pocos.

El artículo 1º del Título Preliminar, en su apartado 2º, donde dice «la soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del estado», magnifica declaración que por sí sola vale más que todo el resto, que diciendo lo que dice, es de los que más frecuentemente olvidan y niegan los susodichos políticos, porque parece que solo tienen en cuenta al pueblo español una vez cada cuatro años.

Pero, ¿qué ocurre en el intermedio?, que en su tendenciosa asunción de esa delegación de la soberanía nacional consideran que ya tienen la vara de mando y a mandar que son cuatro años, pero a mandar no a gobernar, porque gobernar es bien administrar, y administrar es servir, servir a ese pueblo español, al que maltratan durante ese tiempo aprobando leyes que adolecen de falta de equidad y por tanto de justicia, que favorecen a grupos de presión con los que se sienten en estrecha comunión, hasta el extremo que cuando se aprueba una nueva ley, el ciudadano consciente se pregunta ¿ A quién va a beneficiar?, porque hasta dentro de cuatro años los políticos se olvidarán de ese pueblo español, salvo para aprovecharse de él.

Y así, entre otras se aprobó una Ley de Reforma Laboral que ha empobrecido reduciendo a la indigencia a través de los despidos a una buena parte de la clase trabajadora. ¿Quién se ha beneficiado de ella? O se acuerda regalar al ejercito de un país, al que nada hay que agradecer un pedazo de suelo español en Morón de la Frontera, para que establezcan una base militar, como si España fuese la Alemania de 1945.

O mantener abierta una embajada en el país más inseguro de mundo, sin ninguna necesidad, dando lugar a que en un acto de violencia hayan muerto dos españoles que allí trabajaban, para ahora llenarse la boca llamándoles héroes de la patria, cuando en realidad lo que han sido es mártires de la patria debido a la increíble indiferencia e inepcia del Gobierno de turno. Todo esto y mucho más, y lo triste es que hasta cuatro años después del 20D en el pueblo español no va a residir la soberanía nacional, pues ni siquiera lo consideran digno de ser consultado en asuntos en los que solo él está legitimado a decidir, como su depositario.