El clima viene determinado por dos tipos de factores, geográficos y atmosféricos. En el caso de España, el primero de los geográficos es su ubicación, entre los 36 y los 43º de latitud norte (salvedad hecha de Canarias), en la franja más meridional de la Zona Templada y como antesala de la zona árida y desértica subtropical que se extiende al sur. Predomina el clima «mediterráneo», es decir, el clima subtropical de verano seco. Pero si escarbamos por debajo de ese promedio mediterráneo, encontraremos aspectos áridos muy destacados, fruto de esa localización. Dada la dificultad burocrática y económica que ya avanzado el siglo XXI todavía persiste en nuestro país para acceder a los datos ¿públicos?, haremos el experimento con la base de datos CRU TS v.3.23 de la Climate Research Unit. Aporta datos mundiales mensuales entre 1901 y 2014 en una red de malla de 0´5 grados. Si cogemos el punto de malla de 40º Norte - 0º, la localización de Castellón y clasificamos el clima de cada año individual, solo 33 de los 114 años se clasificarían como climas mediterráneos de verano seco y muy cálido. Añadir un año, 1932, en el que el verano se quedó en sólo cálido, al no superar ningún mes el promedio de 22 ºC. El resto, nada más y nada menos que 80 años, sería árido, ya que el balance hídrico, lluvias frente a evapotranspiración, resulta negativo. En la mayoría de los mismos, 73 años, el clima de la cuadrícula se clasificaría como una estepa fría, es decir, el grado menor de aridez con una media anual por debajo de los 18ºC; en 4 estaríamos en un desierto frío, lo que De Martonne definía como las variantes turcomana y aralés y en los 3 restantes, una estepa cálida, el clima sirio. Curiosamente, ninguno de los años de aridez más extrema corresponden a años recientes: 1910, 1923, 1945 y 1952.