Las poblaciones de más de 500 especies de aves comunes, tanto de Europa como de Estados Unidos, han sido analizadas durante tres décadas para conocer el impacto real del cambio climático, negativo o beneficioso. Una investigación internacional ha revelado que el alcance del cambio climático es mayor de lo esperado a ambos lados del Atlántico. En Europa, el calentamiento ha provocado un declive más elevado en las aves consideradas más vulnerables, mientras que las potenciales ventajas que se auguraban para otro grupo de especies, no se ha mostrado tan relevante. Aves comunes como la curruca rabilarga „en la península Ibérica y el resto de Europa„ o la charlo americana en Estados Unidos son paradigma de cambio climático porque su población se reduce en su área de cría e incrementa en zonas más al norte, según el trabajo publicado en Science y liderado por la Durham University, en el que han participado investigadores del CREAF y el CSIC-CTFC. Por su parte, el ruiseñor bastardo o el abejaruco, en el sur de Europa, han incrementado su presencia durante los últimos años; al contrario que especies del norte de nuestro continente, como el carbonero cabecinegra o el pinzón, que han entrado en declive. Esta amplia investigación, en cantidad de aves y alcance geográfico, ha puesto sobre la mesa de los gobiernos un nuevo índice climático para inspirar políticas de preservación de la biodiversidad.