Independientemente de quién acabe logrando el sillón de la Moncloa, no parece que los intereses valencianos vayan a ser objeto de una especial atención en la próxima legislatura. Y eso que en sus negociaciones como presidenciable Pedro Sánchez ofreció a los cuatro diputados de Compromís lo que veinte del PP no fueron capaces de lograr de su propio Gobierno en los últimos cuatro años de mayoría absoluta: revisión y reconocimiento de la deuda, mejora de infraestructuras ferroviarias e hidráulicas y apoyo a nuestra agricultura, entre otras.

Al quedarse aislado, el PP no existió en el mercadeo en torno a la investidura. Ante esa ausencia del centro derecha hubiera cabido esperar un mayor protagonismo de los cinco diputados valencianos de Albert Rivera. Están para defender los intereses de todos los españoles, cierto, pero supongo que también los de los valencianos en la parte que les toca, ya que fueron elegidos por 400.000 paisanos.

Sin embargo, ni Vicente Ten, ni Toni Cantó, ni Marta Martín, ni el portavoz autonómico Alexis Marí supieron aprovechar la ocasión para mostrarse en clave valenciana al hilo del acuerdo firmado por Rivera con los socialistas. Al contrario, ninguno tuvo los arrestos para mostrarle el error estratégico de empecinarse en negar el reconocimiento de la deuda valenciana mientras su socio, Sánchez, sí la asumía ante Compromís.

Ciudadanos ha perdido de esta manera la oportunidad de ocupar un espacio político que el PSOE le ha regalado a Mónica Oltra. La formación de Rivera ha demostrado falta de visión política y, sobre todo, de liderazgo autonómico. Quizás ese es su punto más débil en la comunidad. La melodía de falta de arraigo y compromiso que en torno a Ciudadanos ya empieza a sonar en la calle me recuerda a la que ha envuelto estos años al PP, es decir, la del sacrificio de nuestros intereses en pro de la obediencia al poder central y del amarre al sillón.

Dice Manuel Alcaraz, conseller de Trasparencia, que en la Comunitat Valenciana no hay oposición y que por lo tanto se carece de contraste, de debate y de consensos. He de darle la razón, pero visto lo visto no espero gran cosa para subsanar ese vacío de oposición por parte del centro y del centroderecha. Se echa de menos una Inés Arrimadas valenciana que sepa hacer aquí lo que Ciudadanos hace en Cataluña. Y al partido de Rivera no le sirve de excusa la inmadurez política y la juventud como organización política. Hay 400.000 votos que se lo impiden.