Hay días que quedan grabados en la memoria colectiva como días en los que se ha de recordar, festejar o conmemorar alguna cosa, alguna fecha, algún evento, y nosotros, los valencianos, tenemos una fecha en la que conmemorar, que no celebrar, un hecho histórico acaecido el día 25 de abril de 1707.

El archiduque Carlos comienza a verse verdaderamente en desventaja contra su rival James Fitz-James, en la Guerra de Sucesión al trono de España, y se ve obligado a retirarse a Madrid. Poco después, las tropas austracistas son derrotadas por el primer duque de Berwick el 25 de abril de 1707, dejando al archiduque de Austria, fuera de toda posibilidad de convertirse en el nuevo rey de España al morir sin descendencia Carlos II. Así Felipe V „cuyo retrato cuelga boca abajo en el museo de l´Almodí de Xàtiva por mandar quemar esa ciudad el día 19 de junio„ pasó a ser rey de España, iniciando así la dinastía de los Borbones de Francia en España. La ciudad de Valencia fue tomada el día 12 de junio y el 29 fueron aprobados los Decretos de Nueva Planta, por los cuales al Reino de Valencia se le abolieron sus Fueros.

Hubo un grupo de personas, bravas, luchadoras y fieles a sus ideales y al que para ellos debía ser su rey, el archiduque de Austria. Estos valientes hombres fueron los maulets, que murieron luchando por sus ideales y dando hasta la última gota de su sangre por los mismos, aunque la historia dictó que fueran los botiflers, los partidarios de Felipe V quienes ganaron la guerra. Por ello, como decía al principio, el día 25 de abril los valencianos no tenemos nada que celebrar, pues fue el desencadenante por el cual dejamos de ser un reino que contaba con una historia cristiana de 469 años, pero que ya desde 1011 estaba constituido como un reino taifa.

Pero por el contrario, sí que tenemos mucho que conmemorar, pues lo que conmemoramos es la valentía de unos hombres, los maulets, que lo dieron todo por su rey, por su patria, por sus ideales, configurándose como los adalides del movimiento valencianista. Y su meta es la que perseguimos cada uno de los que participamos del movimiento valencianista, teniendo a estos grandes hombres y guerreros como imagen en la que mirarnos, y guía que seguir, para que nunca se nos olvide que aunque nuestro destino sea el de no ganar, no podemos dejar que nadie venga a pisotear nuestra tierra, nuestra cultura, nuestras tradiciones, nuestros clásicos literarios, nuestra identidad. Y que como ellos hicieron en 1707, nosotros lo hemos de hacer en la época que nos ha tocado vivir. ¡Siempre maulets!