Si el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra, sin duda, en el ámbito de la política se hace gala de ello. ¿Cuántas veces nos tenemos que equivocar para aprender de los errores?

La incapacidad de llegar a un acuerdo de progreso con un gobierno de cambio, es un fracaso colectivo del que todos los partidos de la izquierda deberían sentirse responsables. Que no era fácil llegar a un pacto, lo sabíamos. Sin embargo, entre unos y otros, pronto dieron al traste con las pocas posibilidades que en algún momento se pudieron vislumbrar. De un lado, la actitud de Pablo Iglesias ha sido la de imposibilitar un acuerdo con el PSOE. De otro lado, Pedro Sánchez se ha equivocado pactando desde una perspectiva bilateral con Albert Rivera. Al final, entre todos la mataron y ella sola se murió.

Es necesario que el partido socialista recupere el liderazgo de la izquierda social de este país. Probablemente, el afán por situarse en el centro político unido al erróneo pacto con Ciudadanos, lo esté llevando hacia su desnaturalización. El PSOE debe reconquistar el espacio perdido desde la izquierda. No puede dejar de ser un partido progresista para ser un partido reformista. Sobre todo, porque implicaría renunciar a su propia esencia al tiempo que asume el lenguaje de la derecha. Debe liderar un discurso de progreso. Lo contrario puede ser su fin.

La nueva convocatoria electoral hace que los anhelos e ilusiones de muchas personas que soñaban con un gobierno de cambio desde la izquierda, se vean frustrados. Ahora ya da igual si la culpa es del uno, del otro, o del cha cha chá. Es necesario volver a ilusionar a toda esa gente. No sería la primera vez en la historia de nuestro país en la que la división de la izquierda conduce a lamentables consecuencias. Debemos aprender de los errores.