Yo asistiré. Salía en Levante-EMV la noticia y al día siguiente, un numeroso grupo de ONGs (las de siempre), que llevan viviendo de siempre de los impuestos de los españoles, se han dedicado a protestar en el mismo periódico y solicitar a las autoridades que prohíban el acto.

Curiosa anécdota que el origen del Movimiento contra la Intolerancia es de Jóvenes contra la intolerancia. Transmisión de pantallas para que Esteban Ibarra esté viviendo de la subvención pública con ayudas anuales superiores al sueldo de ocho ministros, durante más de 40 años. Más viejo que yo y como se dice en román paladino, «no ha doblado el lomo».

Por cierto, esta ONG y sus acólitos nos han pagado hace poco a los abogados la operación Panzer, unos 40.000 euros de costas judiciales condenados por la Audiencia y en el recurso por actuar temerariamente en un proceso. Claro está que ese dinero no ha salido de sus bolsillos, ha salido del de todos nosotros. Durante más de siete años, nuestros representados han pagado pena de banquillo y los abogados nos hemos preparado cientos de folios y de declaraciones. Todo ello lo doy por bueno ante el cómico sainete del abogado que representaba a estos movimientos de ultraizquierda que acabó en la sala recitándonos encíclicas de Pablo II y trastabillándose de tal forma que arrancó el aplauso, puestos en pie, de todos los acusados.

Yo asistiré. Edda Mussolini no había nacido cuando su abuelo fue colgado de los pies por las turbas en una plaza de Milán. El ejemplo de la justicia y la democracia de estos perroflautas. Edda Mussolini viene a hablar de su familia, de lo que le contaba su abuela. Pero los claqueros de Podemos entienden que es una peligrosa fascista y que no debería hablar en Valencia. Ni en ningún sitio.

El Movimiento contra la Intolerancia y sus adláteres ya están berreando. Pidiendo a la Generalitat (no sé a qué viene lo de la Generalitat) y al Ayuntamiento (otro que tal) y a la Delegación de Gobierno, que prohíban un acto que no pueden prohibir porque es un derecho constitucional. Estos perroflautas, muchos ejerciendo en la actualidad de autoridad, amenazarán a los locales privados que previo pago acojan la presencia de Edda Mussolini para hablar de sus abuelos.

Yo asistiré. No porque esté militando, ni jamás haya militado, en la organización que convoca el acto. No porque sea un fascista peligroso mataniños y xenófobo (a pesar de estar casado con una lituana). Asistiré porque estoy convencido que no hay que dar un paso atrás cuando los amigos de Podemos quieren recortar las libertades y meternos en una dictadura de su único pensamiento. Asistiré porque en una sociedad occidental y civilizada tengo derecho a hacerlo y me motiva y me obliga a asistir el que otros quieran impedirlo. Asistiré porque si a los tontos se les gratifica con el hecho de conseguir sus boicots, acaban haciendo más tonterías. Asistiré también por un motivo estético: viendo la serenidad, el valor, la belleza y la mirada de Edda me convenzo más que las pintas de los opositores están en sus antípodas.

Os invito a todos a que asistáis también. No tiene por qué pasar nada. ¿Qué va a pasar? ¿Que ladren los perros en grupo y sus amos toquen la flauta?