Se va acercando la época de la monotonía meteorológica en España, salpicada, según parece, por alguna que otra tormenta. Hasta el momento la primavera se ha comportado mejor que los últimos años, ya que las temperaturas han estado en la media o incluso por debajo en una buena parte de España. Tanto es así que, en algunos puntos, estamos casi en una eterna primavera térmica desde el otoño, ya que los valores fueron suaves y cálidos en invierno y casi no han subido, es un decir, durante esta primavera. Además, la sequía se ha acabado en una buena parte del país, menos en el sudeste, claro, donde seguimos a lo nuestro, con valores de precipitación en lo que va de año por debajo del 50 % de la media, en una de esas llamadas, con propiedad, sequías surestinas. En ese punto estamos cuando el 1 de junio se inicia el verano climatológico, y casi a la vez el meteorológico, ya que las temperaturas han ido subiendo a valores estivales. Es en ese punto cuando hay quien tiene la necesidad de saber si este verano hará calor, pregunta absurda donde las haya. Pues, hombre, frío no creo que haga. La idea que están difundiendo los medios de la predicción estacional es ambigua porque se dice que el verano será más cálido de lo normal (quieren decir que la media) y también más seco. Esto último nunca me ha preocupado mucho porque como en verano, en una buena parte de España, llueve casi siempre poco, igual da que llueva, por ejemplo, la mitad de ese poco. Lo que me preocupa es que en invierno y primavera haya llovido poco en el sureste, por ejemplo, porque a vegetación y cultivos les queda un verdadero calvario que pasar. A la vez que se augura un verano más cálido, se dice, curiosamente, que no se esperan olas de calor. Esto último no tiene mucho sentido, aunque pueden querer referirse a que no va a haber tantas ni tan intensas como en 2015. Yo, la verdad, qué quieren que les diga, no tengo ni idea de si habrá o no más olas de calor en julio y agosto, pero, por ejemplo, para la semana que viene se espera una. Yo, como Simeone, él, partido a partido, yo, semana a semana, sigo en el pronóstico a corto plazo.

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