Cuentan que Kofi Annan, antiguo secretario general de la ONU, visitando un colegio, mostró a los estudiantes una gran sábana blanca que tenía un punto negro en el centro. Cuando preguntó qué veían, todos los niños, con indisimulada satisfacción, le señalaron el punto negro. El bueno de Annan, esbozó una mueca y les hizo ver que ninguno de ellos había visto lo más evidente, la sábana blanca. En periodos electorales muchos se obstinan en señalar el punto negro, el de las consignas de trazo grueso, los eslóganes sencillos y los colores atractivos.

Tener razón no garantiza más votos; tener mejores propuestas tampoco, ni tener buenos candidatos y candidatas. En esta Comunidad lo hemos vivido durante lustros. Cuantas más competencias adquiría la Generalitat y, peor gestionadas por el PP, más votos recibía. A mayor distancia de la renta de los valencianos de la renta media per cápita nacional, a mayores cotas de despilfarro, a mayor destrucción del sistema financiero propio, a menor tejido industrial, a menor peso de la agricultura, a más oscurantismo, a mayor deterioro de los servicios públicos; incluso a mayor corrupción, mayor era su respaldo electoral.

La sábana que ocultan unos es la de la concentración del poder y de la riqueza en pocas manos; brechas sociales que dificultan la convivencia y con un control cada vez más agobiante de los derechos y libertades. Los que quieren que nos centremos en el punto negro pasean su necrofilia ideológica, radicales en la resignación con la desigualdad que se presentan como moderados. Cuando vienen mal dadas practican políticas que reducen el poder adquisitivo de los salarios apostando por crecimiento futuro que nunca llega. Los negacionistas del cambio climático cierran los ojos ante la globalización, la robotización, la bulimia demográfica y el sufrimiento de los refugiados inventando nuevas fronteras.

Cuando la desigualdad aumenta a un ritmo mayor que el estado del bienestar la prioridad es combatir las desigualdades con todas las armas económicas que permita nuestro sistema.

El PSOE es un partido de izquierdas que ejerce la política como una responsabilidad que se renueva cada día. Prima las políticas sociales por delante de los beneficios contables. Coloca a las personas primero y a la economía a su servicio. Hacemos propuestas para que la ciudadanía se sienta segura frente a la delincuencia, el infortunio, la enfermedad; a los atropellos de los poderosos, de los especuladores, de las empresas monopolísticas, del daño ecológico, del cambio climático. La auténtica batalla que damos cada día es contra la desigualdad.

En campaña electoral no es suficiente recordar con nostalgia y orgullo herido los grandes logros del pasado. Es hasta sano que se haya olvidado quién y cómo llevó a la sociedad española la sanidad y la educación universales, quién encabezó el combate por los derechos e igualdad de las mujeres, qué partido trajo las mayores cotas de libertad a España.

Solo el socialismo democrático puede ser la esperanza de la humanidad, esperanza para creer que hay futuro y nuevas oportunidades, esperanza necesaria y urgente. Los valores democráticos y socialistas de solidaridad, libertad y lucha por la igualdad nunca envejecerán. Estamos contribuyendo a que la izquierda tenga un nuevo "relato", emocional, épico, transformador y progresista en su esencia. No tenemos el monopolio de ello pero sí la legitimidad de nuestra historia.

Cuando estamos ante una gran crisis del coste de la vida, con unas clases medias exprimidas y mermadas, y trabajadores que ven roto el ascensor social, la sociedad se irrita y el sistema político se agita pero en el fondo no hay grandes novedades. Cincinato ya dejó su arado para salvar a Roma. Algunos intentan pasar por antipolíticos para salvar a la política de sí misma. Envejecen pronto y solo señalan el punto negro.

El PSOE que he conocido, el que he vivo y del que disfruto en campaña electoral es el de compañeras y compañeros románticos que trabajan junto a otros para mejorar cada día la vida de las personas de su barrio, de su municipio y de su país. Pedro Sánchez es uno de ellos, el que será presidente de un gobierno honesto que trabaje para la ciudadanía. Somos gente que cree en la política como un elemento esencial de transformación, como Ximo Puig, empeñado en la reparación, reconstrucción y renacimiento de este país. Como nuestros candidatos y candidatas.

La noche del 26 de junio los socialistas daremos las gracias a los millones de personas que nos hayan votado. A quienes no lo hayan hecho, también. Cada mañana nos levantamos pensando en qué podemos hacer para cambiar un mundo que no nos gusta y el PSOE siempre estará ahí. Desde hace muchas campañas lo repetimos con orgullo, vota PSOE. Solo os tenemos a vosotros, que no es poco. ¡Ah, y que no os roben la sonrisa, que cada uno tenemos la nuestra!