El próximo 9 de julio recibiremos la visita del presidente de EE UU, Barack Obama, cuando escasamente le quedan cinco meses como tal, es decir cuando allí, aquí o en cualquier país del mundo sus homólogos se dedican a hacer turismo. Bien es cierto que los políticos casi sin excepción, sea cual sea su nivel o nacionalidad, pecan de inconsecuentes y giran con tanta facilidad como una veleta bien engrasada, o quizás es que hay algo oculto tras esa visita que en principio solo parece de buena convivencia.

Así que sin dejar de lado lo de la inconsecuencia y el turismo, que son un valor añadido, veamos qué puede haber tras esa visita que no responde a ninguna razón de estado aparentemente. Se está negociando el tratado comercial TTIP entre EE UU y Europa, que como ya es de dominio público, gracias a filtraciones, se está haciendo lo más secreto posible, aunque los ciudadanos europeos por medio de colectivos organizados se están manifestando en su contra, recogiendo firmas sin tregua y la cuenta ya alcanza varios millones, se están realizando manifestaciones masivas en distintas ciudades europeas y desde luego en Bruselas.

Así que Obama actuando de «correveidile» de los grandes grupos empresariales de presión en su país, acude a Europa a una reunión de la OTAN en Varsovia, donde tendrá la oportunidad de hablar con la Sra. Merkel, doble contra sencillo que la presionará por todos los medios posibles para que el TTIP salga adelante «en beneficio de ambas partes», luego es de esperar que le toque el turno al Holland, y terminara su excursión en Madrid con iguales planteamientos, sin que a nadie se le haya ocurrido consultar a los españoles su parecer, aunque solo sea porque entre sus exigencias figura :

- Liberar las exportaciones de productos agrícolas estadounidenses a Europa, especialmente los transgénicos.

- Anular las demoras o prohibiciones de la técnica «fracking» para las prospecciones y explotaciones petrolíferas y gasisticas.

- Anulación de las denominaciones de origen de nuestros productos agrícolas de calidad, como el aceite de oliva, dejándolos indefensos ante la invasión de productos estadounidenses similares de ínfima calidad a precios subvencionados.

- Eliminar la obligatoriedad de las etiquetas sobre composición de los productos alimentarios o farmacéuticos, para evitar la posibilidad de rechazo a sus productos.

Y así hasta el aburrimiento, en España los productores de cualquier especialidad alimentaria se van a ver expulsados de su propio mercado, ¿y los consumidores? Si hasta ahora con sus franquicias de restauración han conseguido dar carta de nacionalidad a la «comida basura» , después de firmado el tratado el calificativo se verá ampliado a cualquier articulo de primera necesidad.

Si tuviera opción yo le diría a Obama que comenzara por cerrar suss bases militares aquí, llevándos toda la basura militarista que tienen en esta tierra de Dios. Y respecto al TTIP, que nos deje tranquilos con nuestros tomates, naranjas, aceite de oliva, vinos y otras golosinas que tanto nos gustan y son muy nuestras. Ah! y gracias por la visita.

Pero ni me van a dar esa oportunidad ni van a contar con la opinión de los españoles.