Cuando damos ya por cerrado el curso 2015/2016 y los estudiantes que ingresarán el próximo año en la universidad se encuentran matriculándose después de haber realizado las Pruebas de Acceso a la Universidad, conocidas como las PAU, que les permiten acceder a los estudios universitarios que desean, creo que merece la pena dedicarle unos minutos a los resultados y a todo lo que, sin darnos cuenta, conlleva para estos jóvenes, que comienzan una nueva etapa que determinará su futuro, pero también lo que significa para nuestra sociedad.

Algunos medios de comunicación se hicieron eco de las mejores calificaciones obtenidas, en particular, la de un estudiante de Leganés, que obtuvo un 10 sobre 10, y cuyo deseo era estudiar el doble grado de Matemáticas y Física. También en la Comunitat Valenciana (Levante-EMV del 20-06-2016 se hizo eco de ello) algunos estudiantes han conseguido resultados impresionantes y a ellos quiero dedicar este artículo.

Puedo imaginar lo orgullosos que se sentirán los familiares de estos jóvenes, pero creo que todos deberíamos sentirnos contentos y satisfechos de noticias como ésta, que pasan como pura anécdota en estas fechas. He leído las entrevistas que les hicieron a algunos de los estudiantes con mejor nota en Selectividad y me ha llamado la atención que además de contar, imagino, con unas grandes dotes para el estudio, todos hablan de constancia, dedicación, gusto por lo que hacen, pero también de diversión y descanso. No se trata de personas extrañas, frikis que no viven en el mundo que les rodea, se trata de gente que trabaja cuando hay que hacerlo, se divierte en su tiempo libre, y afronta los retos con coraje y decisión. Y este es el comportamiento que se echa de menos en muchos niveles de nuestra sociedad, y no un hecho aislado de unos estudiantes, que destacan sin lugar a dudas. Si de algo podemos estar orgullosos los enseñantes de cualquier nivel, es de que algunos de nuestros estudiantes lleguen a alcanzar niveles de conocimiento que sobrepasa lo que nosotros podemos enseñar, y que sean capaces de aplicar este conocimiento para el desarrollo y progreso de la humanidad, aunque sea en el ámbito reducido de nuestra ciudad, provincia o comunidad.

Desde mi punto de vista, nos encontramos en un momento en el que la responsabilidad parece que no se lleva en nuestro país. Si revisamos los medios de comunicación cada día, las personas que aparecen en las primeras páginas de los periódicos, frecuentemente son noticia por los escándalos en su gestión, sea en el ámbito que sea, y no por los logros en su trabajo, o por las metas alcanzadas. Y no hablaré de nuestros políticos, porque este sería un artículo demasiado largo.

La Facultat d´Economia de la Universitat de València ha comenzado sus celebraciones con motivo del 50 aniversario de su creación. Uno de sus primeros actos ha sido reunir a un grupo de antiguos alumnos y alumnas, representando a todos aquellos estudiantes que han pasado por sus aulas para, por medio de aquellos, reconocer la labor que los egresados y egresadas de la facultad han desarrollado en la sociedad, y su contribución a la mejora de nuestro entorno. Estoy convencida de que este grupo es solo una pequeña representación, quizás formada por algunas de las personas que ocupan lugares más visibles en el entorno mediático. Son muchos más, los que hubieran podido estar ahí, aunque desarrollen una labor menos visible, pero no por ello menos importante. En las aulas de las universidades valencianas se han formado grandes profesionales que se encuentran en la actualidad por todo el planeta, dando lo mejor de sí mismos en cada uno de sus ámbitos profesionales, y los profesores que de alguna forma hemos contribuido a su formación, nos sentimos muy orgullosos de estos logros. El reconocimiento a los estudiantes que han pasado por un centro educativo es uno de los mejores modos de celebrar cualquier acontecimiento en dicho centro.

Dada la situación social y política en la que se encuentra país, estamos necesitados de que se produzca un vuelco y aparezca en el escenario gente convencida de que vale la pena trabajar por el bien común, gente sincera, inteligente, competente, cuyo único objetivo no sea su propio beneficio, sino intentar mejorar lo que les hemos dejado, en estos momentos tienen mucho trabajo por delante. El futuro está en manos de estos jóvenes, por esto creo que tenemos que felicitarnos y felicitar a esos estudiantes de los que hablaba al principio del artículo. Son un ejemplo a seguir.