Planeta DeAgostini y Playmobil han debido torcer el brazo esta semana e incluir mujeres en su nuevo coleccionable La Aventura de la Historia, después de que la Dirección General del Instituto Valenciano de las Mujeres y por la Igualdad de Género de la Generalitat les advirtiera que era sexista. En la colección sólo había muñecos.

No sólo se atribuía así todos los logros alcanzados por la humanidad a los hombres, también se lanzaba el mensaje a los más pequeños de que las mujeres, en los acontecimientos más importantes, en áreas de investigación, de la medicina, del gobierno o, simplemente en el transcurso de la historia no han estado. Somos invisibles venía a decir. Parece mentira, algo tan básico como un juguete que pretende educar. Y tan peligroso.

La multinacional anunció a toda prisa que rectificará. Y su comunicado llegó cargado de mujeres ilustres, para ponernos contentas a todas. Pero, ya no es que corrija, es que nunca debió cometer el error. Y este despiste pone en evidencia lo necesario que resulta un compromiso firme y con ganas de cumplirlo por parte de las administraciones. Y no el titular que queda bien en la prensa para callar a las cuatro feministas de turno, que me incluyo. Porque con errores así, es evidente que no hay igualdad. ¿De verdad tenemos que exigir que nos incluyan como parte de la historia? Es humillante.

Por suerte, esta semana también se producía el anuncio de que por primera vez una mujer es propuesta para presidir el Consell Jurídic Consultiu. Margarita Soler, profesora de Derecho Constitucional es la escogida por el presidente Puig para impulsar un cambio en un órgano ávido de regeneración. Sólo el gesto de proponer una mujer en una institución que debe velar por la legalidad de la normativa de la Generalitat implica un compromiso por hacer visible la igualdad. Y por promocionar a la mujer con las mismas oportunidades que un hombre.

Sin embargo, otro anuncio del viernes sobre la mujer me tiene sin vivir en mi. El cardenal Cañizares anunció durante la misa previa a la apertura del curso de la Universidad Católica de Valencia, agarrados que viene curva, que va a crear una cátedra sobre la mujer. Y la va a llamar Teresa de Calcuta. Se dedicará al estudio y promoción de las mujeres, y en una segunda cátedra, llamada Santo Tomás Moro, se estudiará la formación de la mujer en la vida pública. Aunque reconozco que cuando lo leí me tragué el café de golpe, quisiera darle un voto de confianza a la iniciativa, quisiera pero, me la veo venir. ¡Ay Señor!