¿Se acuerdan de aquel «váyase señor González» multirreiterado por Aznar en su momento? ¡Qué próximos e identificados ahora. ¿Será porque aquél, acortando distancias con Aznar, abdicó más de lo que suponemos que fue su ideología? Jarrones chinos ambos, parecen ser las dos caras de la misma moneda: bipartidismo/monopartidismo, porque casi serían o son, por ello y por ellos, lo mismo. Lo de jarrones chinos sabido es que fue la metáfora ideada por González, como sintagma alusivo a la situación de los ex. Que por lo que se ve les pasa lo que a Aguirre: que no les llega para acabar el mes y que en una de sus tantas vomitivas piruetas, la ilustre pepera, hará como dos años, pretendía con Zaplana «regenerar el PP»: ellos, insignes maestros y usufructuarios de una de las variantes de la corrupción, el transfuguismo. Y así, Aznar y González no llegan tampoco a finales de mes y tienen que trabajar para varios empleadores.

Sin embargo, estos jarrones chinos tienen una propiedad: que hablan y hablan, a pesar de que uno, Aznar, nos defraudó una vez más, defraudando a Hacienda, y que el otro, que remotamente fuera socialista, petrolea intermediando ante un genocida africano reclamado por el Tribunal Penal Internacional. Se ve que a González, lo del petróleo y sus circunstancias (que no son precisamente atenuantes) no le ensucia, y además se siente obligado a hablar. Uno cree que más que obligado, debería sentirse desligado y lo que es más propio de su impropia conducta „tan aborazada por el dinero„ e intentar pasar desapercibido. Los dos perdieron en su día el poder o sea la potestas, y luego también, por todo lo que sabemos, la autoritas, esa superioridad derivada de una ejemplaridad.

Algunas de las expectoraciones felipistas: en 2015 afirmó que el Chile de Pinochet era más respetuoso con los derechos humanos, que «el paraíso de Maduro»; extraña forma de respeto a los derechos humanos, cargándose a Allende, socialista y no de salón, elegido democráticamente presidente. Y más recientemente, en julio de este año, aseguró que hay que dejar formar gobierno a Rajoy, «aunque no lo merezca», llamando a la abstención al PSOE, y así sucesivamente, hasta este miércoles, cuando por la Ser cargó duramente contra Sánchez por no abstenerse en la segunda votación y hacer posible un gobierno de Rajoy, decisión que le prometió Sánchez a Felipe, según éste.

Le gustaría saber a este cronista qué pensaría Vicent Garcés, veterano socialista de de izquierdas que colaboró con Allende, sobre esa afirmación felipista sobre el Chile de Pinochet, pues siendo concejal en el Ayuntamiento con Ricardo Pérez Casado, tuvo la satisfacción de coincidir con él en aquella Corporación Municipal.