En el X Congreso de la Asociación Española de Climatología, organizado por el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante estos días hemos coincidido cuatro de los columnistas de esta sección. Mi compañero Jorge Olcina ya hizo un buen resumen de la temática del congreso y ello me permite centrarme en un aspecto que me llamó especialmente la atención. Phillipp Schmidt-Tome nos deleitó con una magnífica ponencia sobre la adaptación al cambio climático. Lo más importante no son los mensajes catastrofistas de futuro que pueden plantear ciertas interpretaciones literales de los modelos del IPCC. Sin dejar de aceptar el actual cambio de clima, no es necesario plantear soluciones de adaptación lejanas en el tiempo, porque muchos de los daños causados por los extremos climáticos, que pueden ir teóricamente a más, ya están presentes y son independientes de que se cumplan o no esos escenarios de futuro. Es que las cosas ya se están haciendo mal hace tiempo en ordenación territorial, al margen del posible aumento de la peligrosidad natural. La exposición por ubicación incorrecta de actividades humanas en zonas de peligro y la vulnerabilidad explican una buena parte de los problemas derivados de eventos naturales extremos. Por otro lado, en la estrategia de comunicación del centro para el que trabaja Schmidt, no resulta muy útil ofrecer a los responsables de las decisiones políticas soluciones globales de futuro lejanas, centradas en mensajes catastrofistas, ante los que no se podría hacer nada. Es más útil proponer soluciones locales para el corto plazo, visibles y sencillas, soluciones de adaptación no ya al cambio climático, a las situaciones de riesgo natural. En muchas ocasiones los expertos en estos temas pueden quedar demasiado lejos de los responsables políticos y de la población que debe acoger las medidas de mitigación. Si hay un dicho que dice «difama que algo queda», cabría decir que una conclusión de este congreso interdisciplinar de climatología debería ser: «comunica que algo queda».
