Los repugnantes comentarios que aparecieron en las redes sociales sobre Adrián, el niño valenciano con cáncer al que se le había organizado una corrida benéfica para recaudar fondos destinados a la Fundación de Oncohematología Infantil, nada tienen que ver con defender la fiesta de los toros o ser antitaurino. La retórica de las buenas palabras o los argumentos carecen de sentido cuando alguien es capaz de desearle la muerte a un menor, por el simple hecho de participar en un acto que, recordemos, a día de hoy no está prohibido en España. Por ello, es necesario dejar al margen cualquier intento de instrumentalización de esta polémica, ya que la única víctima es el pequeño y su familia, quienes se han visto sacudidos por las vergonzosas palabras de algunos usuarios de las redes sociales.

Este hecho nos lleva a reflexionar sobre los problemas que las redes sociales generan. Los números son muy preocupantes, habiendo detectado los expertos una disminución de casos de bullying en favor de una subida exponencial del acoso en internet o ciberbullying. En Reino Unido se habla de un aumento del 780 %. Es decir, se está produciendo un traspaso que tiene como eje principal el instrumento que se emplea para perpetrar el acoso y la agresión verbal contra el más débil. Las redes sociales, tan importantes y necesarias para entender las nuevas formas de comunicación que han surgido, conforman el caldo de cultivo indispensable para los que buscan la impunidad y el anonimato que dan estas plataformas. El suicidio, como manifestación más extrema, tiene detrás todo un sinfín de situaciones de menor intensidad, que son silenciadas por la víctima o que su entorno más próximo es incapaz de detectar.

Por todo ello, es necesario formar a la sociedad en la lucha contra estas nuevas formas de violencia, y como ha sucedido en el caso de Adrián, la reacción colectiva ha de ser contundente. Los medios de comunicación, la Policía Nacional, el Síndic, la Fundación Toro de Lidia, Pacma y miles de mensajes han colapsado de solidaridad las redes, dejando al margen cualquier tipo de polémica, ya que en estos momentos lo importante es que se siga enfrentando con valentía a uno de los retos más difíciles que le puede plantear la vida, y estamos convencidos de que «Adrián, te vas a curar».