El proyecto WorldClim ha presentado su nueva versión de datos, de momento limitados al período 1970-2000. Esta nueva versión aporta variables como la humedad, radiación solar y velocidad de viento. Y esta semana me he dedicado a curiosear con la última. Si nos centramos en España, vemos que los vientos más potentes, por término medio, se sitúan en las cordilleras. A más altura, menos terreno y por tanto menos rozamiento. El viento sopla a sus anchas en las altas cimas y muestra perfectamente la llamada espiral de Eckman. Pero el elemento altitudinal viene matizado por el latitudinal. Dos son las áreas más extensas con vientos veloces. Por un lado, el noroeste que incluye los Montes de León y la Cordillera Cantábrica, pero también el tramo litoral gallego que recibe la potencia de los vientos del oeste. Y por otro, el nordeste, donde destacan las culminaciones pirenaicas de Aragón y Cataluña. La costa del Languedoc-Rousillon francés muestra también importantes valores.

Otros sectores señalados son la costa mediterránea andaluza prolongada hacia las elevaciones de la Penibética, y las islas occidentales canarias, donde se eleva el Teide; las principales elevaciones de la Cordillera Central y la depresión del Ebro. No en vano, las provincias en promedio más ventosas son en su mayoría dominio del gran río mediterráneo y de su archifamoso Cierzo: Álava (5´68 m/s), La Rioja, Lérida, Huesca y Zaragoza, a la que añadir Tarragona, donde desemboca. Entre ellas, solo se cuelan Santa Cruz de Tenerife, Melilla y Lugo. Ávila tiene el promedio más bajo, 2´27 m/s. La Sierra de Gredos genera grandes valores a barlovento, pero muy reducidos a sotavento. Las costas suelen tener mayores velocidades que los amplios llanos interiores: el mar es menor obstáculo que los roquedos.