Parece mentira cómo pasa de rápido el tiempo: hace poco más de un año que entró en vigor la posibilidad de contraer matrimonio ante notario. Desde entonces, ya son unos cuantos los matrimonios que he autorizado. Me parece que es un buen momento para hacer balance: ¿Fue buena idea? ¿Por qué optar por un notario para el día más feliz de nuestras vidas? ¿Cómo se vislumbra el futuro de la boda notarial?

El primer interrogante tiene una respuesta clara y contundente. La boda notarial ha sido un éxito, además de socialmente muy bien aceptada y recibida. ¿Recordáis las dudas acerca de nuestra capacidad para autorizar matrimonios, que por lo bajini se cuestionaron algunos pocos? Pues se han revelado totalmente injustificadas. Y era lo lógico, pues ¿qué problema podría haber añadiendo una opción más, manteniendo lo que ya existía? Y es que los que desean casarse religiosamente, pueden hacerlo; los que prefieren un juzgado o un ayuntamiento, también; y además desde hace un año se puede escoger a un notario de entre los casi 3.000 que estamos repartidos por toda la geografía española.

¿Qué motivos llevarían a alguien a preferir una boda notarial? Fundamentalmente dos: disponibilidad y cercanía. Hablo desde la experiencia vivida: por mi despacho han pasado a casarse parejas de todo tipo pero que tienen en común el aprecio a poder contraer matrimonio exactamente en el momento que ellos decidan (¡incluso avisando solo un día antes!).

He visto desde parejas que llevan años de convivencia y que desean dar forma legal a su situación con una ceremonia muy sencilla, hasta jóvenes enamorados que prefieren primero hacer los papeles para luego ir ya a celebrarlo como la ocasión lo merece con la familia y amigos (y viceversa). ¡Hasta he tenido lluvia de arroz en la puerta de la notaría!

Evidentemente, no se reducen todas las ventajas a una cuestión de ahorrar tiempo porque también es muy apreciado por los contrayentes la información jurídica que les proporcionamos (sí; los notarios incluso asesoramos sobre las consecuencias del matrimonio): derechos de alimentos, derechos sucesorios, protección de la vivienda familiar€ Pero sobre todo insistimos en qué es y qué significa el régimen económico del matrimonio, especialmente cuál tendrán por defecto y cómo escoger el que prefieren si no les gusta el que viene de serie (especialmente importante está siendo en la Comunitat Valenciana, donde se ha pasado de un régimen de separación al régimen de gananciales). Sin duda, los cónyuges salen del despacho con pleno conocimiento de los efectos que el Derecho atribuye a su unión, si el dinero de uno es también del otro, si uno solo puede hipotecar la casa en la que van a vivir, etcétera. ¡Ah! Y sin preocuparse de tener que presentar la escritura al Registro Civil, ya que lo hacemos nosotros por nuestra cuenta.

Por cierto, me ha sorprendido gratamente comprobar que los futuros esposos suelen acudir previamente a la notaría para asesorarse e informarse gratuitamente. ¡Ojalá fuera así para todo tipo de negocio jurídico!

El futuro del matrimonio notarial es prometedor y tiene toda la pinta de ir a más. Hoy en día, aún es necesario acudir previamente al Registro Civil para que tramiten el llamado expediente matrimonial, y una vez obtenido ya se puede acudir a la notaría a contraer el matrimonio. Pues bien, resulta que este trámite previo en aproximadamente un año también será asumido por nosotros, por lo que absolutamente todo el proceso se podrá realizar en la notaría, lo que repercutirá, sin duda, en una mayor velocidad y eficiencia, y de paso supondrá un pequeño alivio en el volumen de trabajo de nuestro Registro Civil.

Y no puedo terminar sin confesar, además, que supone una enorme satisfacción personal y profesional ser espectador en primera línea del nacimiento de una nueva familia.