Con frecuencia hemos oído repetir a notables escribidores la dificultad de encontrar un título apropiado a lo escrito, sea el que sea el estilo o la naturaleza de su producción literaria. Mayor dificultad en consecuencia para los que no nos dedicamos a este hermoso oficio y reducimos nuestra afición al relato corto y de actualidad.

Poner título a la obra representada por nuestra clase política en los últimos doce meses no es tarea fácil. El desenlace en el último acto supera las más altas cotas de la imaginación literaria y no precisamente por el resultado final. El modo y manera de encontrar lo que entiende el PSOE como solución al bloqueo parlamentario no augura un futuro incremento de la confianza de los votantes en un partido capaz de alzamientos para derrocar a sus representantes democráticamente elegidos.

Un partido de gobierno en España no puede ni debe hacer suyo el relato de la trastienda del proceso de elección de Pedro Sánchez como secretario general. Después de la catástrofe final del segundo gobierno de Zapatero y con una situación española y europea de la mayor gravedad económica y política, no tienen mejor idea, liderados por Susana Díaz, que promover para el principal partido de la oposición a un secretario general con carácter efímero, provisional y pensando solo en un rédito personal y en el futuro asalto al poder del partido. Es decir, una operación para sacarle partido al partido.

Pero volvamos a la dificultad del título. A falta de musas y de imaginación, la copia suele ser un pecado perdonable y más cuando se destaca merecidamente al autor. En este caso ha sido Joaquín Sabina quien con el título de su canción adivinó y anticipó el sentir común de gran número de españoles al referirse a Mariano Rajoy, a Pablo Manuel Iglesias y a Susana Díaz.

Todos menos tú.