La bulla de la última semana fue el informe PISA, un informe altamente significativo, signifique lo que signifique: todos tienen algo que decir para bien o para mal: el ministro y el conseller de la cosa están satisfechos con los resultados y otros disgustados o pasotas. Muchos piensan que es una pésima vara de medir, si es que de medir se trata: las diferencias objetivas de lo que se quiere medir (sociales, económicas...) y el método utilizado para medirlas son tan distintos y discutibles que los resultados son interpretables más allá de lo razonable y aplicable. Sin ir más lejos, a mí me sorprende que los alumnos valencianos «flojeen» en matemáticas y, sin embargo, «destaquen» en ciencias. A fin de cuentas la matemática es una ciencia y el lenguaje de las ciencias. ¿Se puede flojear en lengua y destacar en literatura, flojear en latín y destacar en Virgilio y Cicerón, no sé, flojear en lógica argumentativa y destacar en filosofía? Una cosa sí está clara, sin embargo: esta medianía (estamos en la media o casi en la media) es, para Beatriz Gascó, parlamentaria en Corts, «fruto de las reformas del PP». Esas reformas contra las que se movilizó el mundo entero: alumnos, docentes, padres y miembros todos de la oposición. ¡Qué duro es tener razón, Beatriz!

La lengua dice y habla. Creo que fue Ximo Puig quien, cuando la visita del exsecretario del PSOE, dijo: «No sé a qué viene Sánchez, pero esta es tierra de acogida». En castellano la expresión «no sé a qué vienes» significa lo contrario: no eres bien recibido.

Tenían que decirlo y lo han dicho: si no, revientan. El secretario del PP en las Corts, Luis Santamaría, acusa a Puig, Oltra, Ribó y Fuset de «patrimonializar la declaración de las Fallas como Patrimonio inmaterial de la Humanidad». Es mentira, claro. Poco ha importado que los acusados hayan dicho y hecho lo contrario desde el primer momento y públicamente, por activa y perifrástica, reconociendo el mérito de todos y, en primer lugar, de los falleros. Santamaría opina que no. Es más: si no hubieran aparecido en la foto les acusaría de antifalleros. Incluso, a la inversa: fue el partido de Luis quien patrimonializó las Fallas y matrimonializó el balcón del ayuntamiento ad nauseam. La memoria es corta.

A veces decimos de alguien que es una bestia o que se comporta de un modo inhumano. Es una forma de hablar, pues esa maldad en la que uno no quiere reconocerse es muy humana y exclusiva de nuestra especie. Ahora, la campaña Un home de veritat „con la que comparto totalmente sus contenidos y su necesidad„ podría hacernos pensar que los maltratadores y asesinos machistas son hombres de mentira o que no lo son en absoluto. Sin embargo, los malos no lo son de mentira. No se nace hombre, se llega a serlo: un hombre más allá del hombre.