El profesor Antonio Aramayona, programada la eutanasia, declaraba dignamente su deseo y las bases filosóficas a las que se remitía. "Morir es relativamente sencillo", argüía, y próximo el momento del adiós, alentó a los suyos diciéndoles "os quiero". La eutanasia se halla en preliminares para el debate en el Congreso de una ley con cuantos claroscuros puede albergar tan irreversible resolución tomada por el individuo.

Actualmente el suicidio asistido está penalizado y el facultativo o equipo sanitario que se avenga a ejecutarlo es considerado reo. En Bélgica existe legislación respecto a la inmolación voluntaria con un articulado harto complejo, también Holanda la contempla al igual que Suiza, Canadá y algún estado de EE.UU. Uno de los apartados recogidos en la proposición de Ley Orgánica es el de la objeción por parte del médico y ayudantes, contemplándose la derivación del caso a otra u otro facultativo. Ley que se encuentra en compás de espera ya que el mes de enero es considerado parlamentariamente inhábil en el Congreso.

Libertad de opción para una muerte digna y lucha por el derecho a vivir dignamente y no morir de frío en solapados campos de concentración esperando llegar a tierras de paz, ateridos tras resistir una temeraria travesía repleta de indignidades y crueldad, navegando a la deriva en cascarones con la brutalidad de congéneres a flor de piel, ganando, segundo a segundo, el derecho a respirar y albergando la esperanza de alcanzar dignidad y cobijo. "Más de sesenta mil canarios emigraron a Cuba. Muchos de ellos perderían la vida en el intento. El transporte de los emigrantes canarios constituyó un rentable negocio. Desde el mil novecientos treinta y ocho al mil novecientos cuarenta y seis, no se permitió la libre emigración en España, salvo con países aliados como la Alemania nazi. Los que arribaban sin documentación y sin medios económicos eran detenidos e internados en centros de reclusión. Canarios, gallegos, asturianos y cántabros; gracias a vuestro sacrificio, mi generación ha podido tener una vida mejor" ("Los barcos de la emigración" -L. de Campa).

Refugiados en Grecia y los Balcanes nunca sentirán sus pies calientes tras las gélidas experiencias sufridas ya que el frío, cuando invade el cuerpo humano, se instala en el recuerdo; así lo relata Juan José Millás en su novela "El mundo": "En el principio fue el frío. El que ha tenido frío de pequeño, tendrá frío el resto de su vida, porque el frío de la infancia no se va nunca". Hombres, mujeres y niños con doloridos dedos casi congelados, con articulaciones óseas ateridas y toses asfixiantes que les rompen el pecho, esperan no sucumbir. Cuatrocientas treinta ONG se han manifestado ante la ingrata pasividad por parte de países que se dan en llamar avanzados; una manifestación enunciada: "Para que no se mueran de frío". A. García Ortíz presidente de la Unión Progresista de Fiscales, presente en tal concentración, al respecto manifestaba en las ondas radiofónicas que, "el ser humano es titular de derechos". "El hombre siempre se ha movido de un lado a otro".

Morir de frío. "Ya han muerto varias personas". En esta última semana de enero de dos mil diecisiete, en la isla de Lesbos, la temperatura alcanzará menos cuatro grados centígrados mientras el Mediterráneo se estremecerá generando olas de dos metros y medio de altura, embates destructores para barcazas en las que las mafias que, en trayectos como el que lleva a Canarias cobran más de mil doscientos euros por persona; embarcan a seres humanos despavoridos. Mujeres, niños y hombres, al ser rescatados, desfallecen en hipotermias terminales que les impide hablar, sumidos en la inconsciencia y sin apenas latido cardíaco. Los miembros de los equipos de rescate saben a ciencia cierta que el éxodo no cesará porque al otro lado de tan tremenda travesía está la muerte afilando su guadaña. "Cuando una madre mete a su hijo en un bote en malas condiciones y se enfrentan a las olas, es que el mar, aun así, es mejor que lo de tierra". Grecia está dando la medida mientras que otras naciones con mayor potencial se mantienen en la inacción y pasividad. España, desde mil novecientos cincuenta y cinco, con Franco en el poder, es miembro de Naciones Unidas donde ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados) es el encargado de proteger a los refugiados y desplazados por persecuciones o conflictos, promoviendo soluciones duraderas a su situación, mediante el asentamiento voluntario en su país de origen o en el de acogida. El derecho al asilo y refugio está contemplado en la Declaración Universal de Derechos Humanos firmada por los ciento noventa y tres países de Naciones Unidas. España, que contribuye con un dos coma noventa y siete por ciento en base al ingreso anual por habitante; tiene deberes ineludibles para con los emigrantes que huyen de la pobreza, guerra y extinción.

Hojear libros acerca frases rotundas idóneas para situaciones infaustas; W. H. Uckers escribió sobre el café: "Es quizá la bebida más radical, cuya función parece haber sido la de incitar al pueblo a pensar. Y cuando este pueblo comienza a pensar, este ejercicio es peligroso para los tiranos y los enemigos de la libertad", ("El libro del café" -Néstor Luján). Cabe hacer constar que el café tiene sus raíces en Alepo.

Algo habrá que hacer para evitar la regresión moral del género humano y la pasividad ante la hecatombe. En Grecia se avecina el invierno más crudo desde hace cuarenta años pero tal parece que se han interrumpido las conexiones cerebrales de los responsables internacionales a nivel gubernamental alcanzando una insensible condición de "ceguera afectiva", en la que todo deviene en sin sentido emocional, como si les hubiesen extirpado la amígdala; "renuncian a la necesidad de cooperar, pierden toda sensación del lugar que ocupan dentro del orden social y su emoción se halla embotada y ausente" (Daniel Goleman). Ahora que la ola ártica ha llegado a territorios inusuales para la nieve, el calor de la estufa, el aire acondicionado, los calefactores, braseros y chimeneas reconfortan, pero no todos los congéneres pueden templarse y con la humedad calándoles, esperan, día tras día, el socorro para seguir vivos mientras el futuro llega.