El pasado 24 de marzo, mi querido compañero Francisco Donat publicaba un artículo sobre el descenso de los abortos en España y en particular en la Comunitat Valenciana, que me obliga a intervenir públicamente, ya que se está atribuyendo a la cuasi excelente ley Zapatero sobre el aborto, la virtud de haber conseguido que baje el número de abortos en España, y esto es erróneo. Ya que sin quitarle mérito a la ley Zapatero, a la labor preventiva que realiza nuestra buena red de centros de planificación familiar en nuestra comunidad, la causa más importante de la bajada del número de abortos en nuestro país es la drástica disminución del número de inmigrantes experimentada a raíz del inicio de la crisis económica que ha hecho que vuelva a sus países de origen casi un tercio de la población inmigrante existente en España y que baje notablemente el flujo de nuevos inmigrantes cada año. Al no haber trabajo en España, ya no vale la pena emigrar a este país.

Esto es así porque la tasa de aborto de las mujeres inmigrantes residentes en nuestro país, principalmente latinoamericanas, magrebíes y de los países excomunistas del Este europeo, era y es aún 3,7 veces superior a la de las españolas nativas. Es decir, por cada 100 abortos que se hacían en España en estos años, 37 eran mujeres inmigrantes y 63 eran españolas. Si en España no hubiera inmigrantes, este país tendría la tasa de aborto, probablemente, más baja del todo el mundo. Las inmigrantes latinoamericanas y magrebíes no tienen hábitos de uso de métodos anticonceptivos -pastillas, DIU, preservativo?- y las procedentes del Este europeo usan el aborto como un método anticonceptivo. Estas afirmaciones se comprueban con los datos del Instituto Nacional de Estadística, que obtiene a través de los boletines de declaración obligatorios en cada aborto. En el período que va de 2013 a 2016, descontando el número de inmigrantes que llegaron, ha habido un flujo negativo total de 357.980 mujeres extranjeras en edad fértil que decidieron volver a sus países de origen.

Esta altísima tasa de aborto de mujeres inmigrantes que proporciona los datos del INE coincide con los datos de la Asociación de Centros Autorizados para Interrupción de Embarazo (ACAI) que informa de 40 abortos en inmigrantes por cada 100 realizados y con los nuestros propios: del año 2013 al 2016, el porcentaje de mujeres inmigrantes que abortó en nuestros centros bajó de un 50,34 % a un 29 %, es decir una reducción de casi el 50 %, debido a los fenómenos migratorios antes mencionados. Además, no hay que menospreciar el rol que ha jugado en esta disminución de los abortos la píldora del día después, que ha pasado a expenderse de forma gratuita y sin receta en farmacias y centros de salud. Sin duda, este importante hecho ha tenido algún impacto, ya que tomada a tiempo impide los embarazos no deseados en un 90 %.

En lo que respecta a la tasa de aborto en la Comunitat Valenciana -de 7,8 por cada mil mujeres en edad fértil-aunque es baja sigue estando por encima de otras comunidades como Castilla-La Mancha, Galicia, Castilla y León y Extremadura.

He creído necesario hacer estas manifestaciones públicamente porque llevamos ya 4-5 años alabando la ley Zapatero, que es bastante buena, atribuyéndole un efecto benefactor sobre el número de abortos del país que no solo no ha aumentado, sino que incluso ha disminuido. De hecho, pusimos nuestro granito de arena trayendo al puerto de Valencia el barco abortista de la ONG holandesa Womens on Waves, y nadie ha dicho nada para no darle argumentos a la Iglesia y al PP para criticarla. Repito, la ley ha jugado su papel, pero su aspecto más importante y preventivo, que era la educación sexual, no pudo desarrollarse porque poco después de su promulgación ganó las elecciones el Partido Popular y no ha movido un dedo, lógicamente, para realizar esta tarea.