Hasta la semana pasada había compartido la idea de que en la sociedad española aún no se ha comprendido la complejidad socio-política y el significado histórico del movimiento 15M en todas sus contradictorias dimensiones. Pero la noción ha devenido en convicción después de leer el artículo ¿Qué fue del 15M? publicado en Levante-EMV el 21-05-2017 por Eduardo Jordá. El que un consumado lector y prolífico escritor se reduzca a repetir obviedades o especulaciones tales como que el 15M fue una «explosión espontánea de quejas y protestas; de entusiasmo contagioso y ansia casi enfermiza de que sucediera algo que lo pusiera todo patas arriba y no dejara piedra sobre piedra del sistema, sin saber muy bien qué era eso del sistema» es de una alarmante frivolidad que, además de confirmar la idea inicial, me motivó a conocer otros escritos y referencias del autor.

Me detuve en las cualidades del buen lector que Nabokov explicaba en sus cursos de lectura/escritura en universidades norteamericanas y que Jordá recoge en Lo que tiene alas. De Gógol a Raymond Carver (Fundación José Manuel de Lara, 2014). Nabokov decía que un buen lector ha de tener imaginación, memoria, un buen diccionario y sentido literario. Jordá señala que lo del diccionario es anecdótico y complementa la tetralogía con la curiosidad. Pero, según otros maestros, el buen lector ha de tener también sentido crítico. Por falta de este sentido, la lectura que Jordá hace del abigarrado, multifacético, sugerente e ilusionante libro abierto del movimiento que nace en la Puerta del Sol es superficial y reduccionista aunque sea imaginativa y esté bien escrita.

La aplicación innovadora de una tosca herramienta matricial para interpretar proyectos o procesos como el DAFO (detección de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) permitiría responder con suficiencia las preguntas de Jordá sobre la diversidad social, ideológica y política, en origen y destino, de líderes y activistas del 15M; explorar de forma cuidadosa la realidad de la sociedad civil (cuya existencia pone en duda); entender por qué se cuestionaban los recortes en servicios públicos, el despilfarro de los gobiernos y la corrupción del poder, más que el estado de las autonomías; y por qué el fracaso de que hoy gobierne el PP y lo pueda seguir haciendo hasta 2020 no es del 15M ni de los millones de españoles y españolas que votamos partidos de izquierda, progreso y anticorrupción, en diciembre de 2015 y junio de 2016.

El fracaso es de dos partidos políticos, PSOE y Podemos, por una serie de errores que podrían y deberían reparar después del masivo apoyo el 20M en la Puerta del Sol a la justificada moción de censura contra el PP presentada por Pablo Iglesias; y del contundente triunfo de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE el 21M. Hay una segunda oportunidad para que un PSOE renovado y un Podemos revitalizado generen, con inteligencia y generosidad, un momento en la historia de España que propicie una relectura -práctica del buen lector para Nabokov- de los gritos de heroísmo más útil que menos de 1808, 1868, 1936, 1968 y 2011. Pero con imaginación, memoria y curiosidad.