Con un discurso camaleónico y parco en contenido, el nuevo secretario general del PSOE es el que mayor capacidad de adaptación al medio ha demostrado tener. Y así, siguiendo el planteamiento darwinista, podríamos decir que el partido está frente a un momento vital de su propia evolución como partido político. En el actual momento post primarias, la cuestión será el sentido de esa evolución. Lo que a su vez, va a depender de la credibilidad que sea capaz de generar. Algo que se plantea desde dos frentes: uno a nivel interno y otro externo.

De puertas adentro, la elevada tensión y polarización política que se ha vivido hace necesario que el propio partido se recupere a sí mismo. Para ello, la candidatura vencida debe respetar a la vencedora y al revés. De nada sirve celebrar un proceso democrático y participativo como son las primarias si después, los unos no consideran a los otros. De la misma forma que los partidarios de Susana Díaz deben apoyar al secretario general, Pedro Sánchez debe respetar a aquellos dirigentes, cargos públicos y militantes que han apoyado a la candidata. Lo contrario, pervertiría las primarias como mecanismo de elección. Es más, si como consecuencia del resultado de una votación no hay tolerancia y respeto, tampoco hay democracia.

La cohesión interna va a ser imprescindible para dar credibilidad a la organización y legitimidad al proceso de primarias también en el nivel externo. La pregunta es: ¿puede generar confianza a la sociedad un partido político que no es capaz de respetarse a sí mismo? Lógicamente no. Sin embargo, esta no es la única cuestión necesaria para recuperarse frente a la ciudadanía. A partir del próximo congreso, el PSOE debería construir un proyecto político con vocación mayoritaria electoral y socialmente. Es decir, un programa y un modelo de partido con el que poder ganar las elecciones y que, además, pueda liderar a la mayoría de la sociedad. Porque una cosa es la mayoría electoral y otra la capacidad de representar al conjunto de la sociedad de forma mayoritaria.

Ése es el reto.