Me alegré de que Ximo Puig ganara las primarias valencianas. Pedro Sánchez ganó las primarias nacionales y ello significará un antes y un después para el PSOE y, sin duda, todos los socialistas vamos a luchar con uñas y dientes para que sea nuestro próximo presidente. Pero ahora no tocaba hacer lo que se le ha hecho a Ximo, porque él ya era presidente de todos los valencianos y nuestra obligación era, sin duda, luchar con uñas y dientes para que lo siguiera siendo. ¿Que no apoyó a Pedro en las primarias? Dice José Luis Ábalos que lo bueno que tienen las primarias es que, gane quien gane, siempre gana un compañero, y que el enemigo está fuera. No sé si lo dice con el corazón en la mano, pero yo haré mía esa afirmación, y espero y deseo que así sea siempre y en todas las federaciones.

Lo cierto y verdad, gane quien gane los congresos nacionales, autonómicos y provinciales, es que nosotros, los alcaldes de los pequeños pueblos, los secretarios generales de la agrupaciones locales, hemos sido siempre los eternos olvidados; hemos venido siendo un adorno de la jerarquía cuando somos la base social. ¿Qué diálogo ha venido existiendo entre el aparato (ahora, los aparatos) y las bases? Escaso; simplemente se han limitado a escuchar nuestra esperanza y prometernos beneficios previa muestra de firme adhesión a un líder. Y, mientras tanto, los medios de comunicación se han venido limitando a jalear nuestros enfrentamientos, desviando la atención de lo que verdaderamente importa: la base social, la verdadera fuerza del cambio.

No perdamos más tiempo (ya hemos perdido bastante): renovemos el PSPV y el PSOE cuando antes. Dejémonos de loas a nuestros líderes y pongámonos a trabajar, unidos, por un proyecto único. Y entendamos que no es cuestión de solamente escuchar a las bases, sino de dialogar con ellas, reflexionar con ellas, debatir con ellas. Y ya estamos tardando?

Y ya puestos, hablando de pueblos como el mío, Biar, déjenme que haga un quiebro en mi reflexión: veo un vacío en la Ponencia del PSPV al 13 Congreso, La via valenciana, y lo digo porque, al parecer y según esa ponencia, en la Comunitat Valenciana, territorialmente, tan sólo se distinguen las grandes áreas metropolitanas por una parte, y los pequeños pueblos rurales, en riesgo de despoblación, por otra.

Se olvidan de zonas como la mía, que ni son metropolitanas ni están en riesgo de despoblación, ni son de aquí ni son de allá, desde siempre olvidadas por el Cap i Casal y, aun así uno de los principales motores industriales de nuestra comunidad. Me refiero a un triángulo imaginario en el que un vértice sería mi pueblo, Biar, y los otros dos vértices serían Ontinyent y Alcoi. En ese triángulo, donde se ubican muchos municipios pequeños y medianos, se sitúa una potente industria textil, juguetera y auxiliar que, a pesar de no contar con los mismos apoyos de los que disfrutan otras áreas, sigue luchando y reinventándose.

Miren ustedes: es mucho más difícil y costoso producir en Banyeres, en Bocairent o en Ibi que en Silla o en Almussafes y, aun así, somos competitivos. En la Foia de Castalla, a pesar de llevar años y años llorando, seguimos sin la subestación eléctrica y, aun así, somos competitivos. Las comunicaciones son desastrosas y el tren no pasa por aquí, ni va a pasar nunca y, aun así, somos competitivos. Los grandes proyectos, las obras faraónicas, las grandes infraestructuras no nos tienen en su punto de mira y, aun así, somos y seguiremos siendo competitivos.

Somos esa zona de la Comunitat que no sale en la tele (salvo en fiestas, y poco), esa zona gris que se dedica a esforzarse y a producir, que va siempre al tran-tran y que, cuando las cosas van mal, se reinventa y sale adelante. Y, «como ellos solitos salen adelante y, encima, son competitivos ¿para qué preocuparnos por ellos? No nos necesitan», se deben de preguntar y responder ellos mismos, mismamente y en su misma mismidad, ahí en València-ombligus mundi.

Y lo que yo me pregunto es: ¿qué seríamos si se dieran cuenta de que estamos aquí, de que existimos, y nos apoyaran un poco? Pues eso. Que no me voy a cansar de reivindicar el papel de los pequeños. De las bases, en el PSPV. De los pueblos olvidados, en la Comunitat Valenciana.