Poco a poco se va consumiendo el mes por excelencia de vacaciones. Hemos pasado un mes de agosto con calor en el que el tiempo ha tenido un transcurrir apacible, discurriendo tranquilo entre el descanso, la familia, la diversión y las lecturas que uno siempre tiene pendientes. Entre éstas últimas, una ha ocupado buena parte de mi tiempo. Se trata de un libro escrito por Toni Puig en el 2009 titulado 'Marca Ciudad' que narra el proceso de transformación de la Barcelona pre y post olímpica.

En él se habla de ciudades y responsables municipales que "lloran desconsoladamente" diciendo que son ciudades "que van a peor", y afirmando que "entonces empiezan los grandes lloros eternos; las quejas sobre que el Estado las margina, € que la municipalidad no tiene recursos €. Lágrimas de cocodrilo; victimismo oportunista. Todo falso. Todo náusea".

Son ciudades con claros signos de estancamiento, ciudades que sufren una profunda aluminosis institucional, con síntomas de agotamiento.

El paralelismo entre lo afirmado por el señor Puig, fundador de la revista 'Ajoblanco'; y la realidad del gobierno del señor Ribó es evidente y resulta inevitable.

Nuestro alcalde, del que ya no sabemos cuándo está trabajando o cuándo está de vacaciones, ha olvidado que para construir una ciudad que brille, una ciudad viva y referente, lo primero que debe funcionar son los servicios básicos.

De nada sirve ser la Capital Mundial de la Alimentación, sí éstos no funcionan, y sí la calidad de vida de quienes habitamos la ciudad va perdiéndose poco a poco por la falta de limpieza, llegando a situaciones incluso de insalubridad, por la inseguridad ciudadana o por los cada vez mayores problemas de movilidad que padecemos. Y en València, estos servicios básicos, hace tiempo que no funcionan a la altura de la ciudad que muchos anhelamos.

La falta de limpieza, las plagas que escapan al control de los servicios municipales, los alcorques abandonados, la degradación del cauce del río Túria con baches, pintadas, escombros y un deficiente mantenimiento del principal pulmón verde de la ciudad. Problemas de movilidad generados por la falta de planificación y de diálogo del señor Grezzi, los problemas de seguridad con la falta de recursos de la que adolece la policía local que, apenas ha podido patrullar por nuestras playas, el incremento del tráfico de drogas, el número cada vez mayor de indigentes que carecen de la adecuada atención sociosanitaria, la proliferación de mafias de 'gorrillas' en puntos turísticos y en el centro comercial, la degradación y el vandalismo en barrios como el Cabanyal, Abastos, Benicalap o Velluters, o los enormes problemas de la EMT cada vez peor valorada por los ciudadanos, según ha podido recoger la encuesta de Avacu, ponen de manifiesto que los servicios básicos de nuestra ciudad se están colapsando ante la atenta mirada del gobierno de la Nau que ha olvidado que sin un adecuado funcionamiento de los mismos, València no es más que un gigante con pies de barro.

Los valencianos estamos sufriendo un equipo tripartito en tensión permanente, donde cada día que pasa están más preocupados en su propia competición electoral de 2019 y lo único que generan es crear inestabilidad y problemas donde antes no lo había.

Somos muchos los que pensamos que València es futuro, qué Joan no tiene ningún plan, más que salir a defender los desmanes de su propio equipo de gobierno.

Ante tal ineptitud y falta de diálogo de Ribó y los suyos, desde el Partido Popular de València ciudad estamos trabajando para, que más pronto que tarde, la Capital del Túria pase de estar en un estado de aletargamiento a volver a ser esa València abierta, activa e ilusionante, que vele por todos los vecinos, por encima de intereses partidistas y que prime el sentido común por encima la ideología.

València es un gigante en términos de oportunidades que ofrecer a sus ciudadanos sí las cosas se hacen bien comenzando, como digo, por los servicios básicos.