La Confederación Helvética, es un Estado que funciona eficazmente, compuesto por 26 Cantones, a su vez Estados soberanos, cuya capital federal, Berna, es una más entre sus ciudades importantes. Cuatro lenguas oficiales coexisten con armonía en la geografía de un territorio reducido, y de complicada orografía. Las creencias religiosas, fuertemente arraigadas, protestantismo ante catolicismo, junto al multiculturalismo creciente, conviven, tras radicalismos aislados, con intensidad y sin agravios. En general, Suiza, tierra de reformadores como Calvino y Zwingli, tiene en la tolerancia su activo más importante lo que le supuso el progreso, con siglos de adelanto, en cuestiones religiosas, y también sociales.

Nación ya en 1291, Suiza aceptó de buen grado la evolución de los tiempos y, en 1848, adoptó una Constitución moderna de diseño federal inspirada en los principios del joven país de los Estados Unidos de América. Constitución que, a su vez, está abierta a ser reescrita si la situación lo reclama, aún cuando ya contempla posibilidades varias de democracia directa, tales como, la iniciativa popular para facilitar las peticiones al Estado confederal, los múltiples referéndums para la actividad legislativa, o la posibilidad de la acción revocatoria para aquellos cargos públicos que se hayan hecho merecedores de ello.

Temas diversos a ser tomados en consideración de un país que históricamente se planteó cuestiones análogas a las que aquí nos planteamos, que lo hizo profundizado en la democracia, buscando desde la tolerancia soluciones ambiciosas que facilitan la convivencia, conscientes de que las diferencias no suponen desigualdad, sino que exigen reconocimiento. La opción confederal, como reconocimiento de la diversidad para quienes se reclaman Estado, sin sentirse otros agraviados.

La dificultad de partida para arbitrar un sistema democrático común para los diferentes Cantones, fue salvada en base al esfuerzo y a la profundización en la democracia, tanto al someter a votación ciudadana cuestiones sociales - el número de días de vacaciones anuales - como políticas, así la formación del nuevo Cantón de Jura como consecuencia de la escisión de la parte norte francesa del Cantón Berna.

En 1815 se originó el conflicto. La región del Jura fue adherida al cantón de Berna, por decisión del Congreso de Viena. De golpe, los jurasianos, de habla francesa, católicos y pobres, se encontraron bajo el dominio de la mayoría bernesa, protestante, germanófona y mucho más rica. Ese dominio no agradó y en 1963 empezó el movimiento separatista por un Jura libre. Ante esos intentos secesionistas, se logró sentar a las partes en la mesa de negociaciones y tomar el camino de las urnas para resolver la cuestión.

¿Son en este caso, Cataluña y el Jura comparables? A primera vista no. En Suiza ningún Cantón o parte ha intentado irse de la Confederación, pero en un escalón inferior puede haber paralelismos. Quizás España podría aprender algo de la lección del Jura en lo relativo al enfoque procedimental. Sería conveniente que ambas partes tendieran la mano para resolver el conflicto, de una manera análoga a como se llevó a cabo entre los Gobiernos del Cantón de Berna y el del Jura.