Estos días se han hecho públicos los resultados de una investigación con datos recabados en el buque oceanográfico del CSIC Sarmiento de Gamboa. En ella se señala que el papel del agua del mar en el conjunto de los océanos de la Tierra como sumideros de CO2, podría ser mayor de lo que se pensaba. Recordemos que anualmente se emiten 9.700 gigatoneladas (10 elevado a 9) de CO2 a la atmósfera. Un 44% de los mismos se acumulan en la atmósfera terrestre, 30% se deposita en los bosques y un 26% se almacena en los océanos. Estos dos los datos con los que se han realizado los modelos de cambio climático hasta ahora. Pues bien, esta investigación señala que la capacidad de absorción de CO2 de los océanos podría ser entre un 30 y un 60% superior a la proporción señalada anteriormente. Esto supone un cambio importante respecto a las ideas que hasta ahora se tenían sobre el papel del mar en el ciclo atmosférico del carbono. Ahora bien, esto conlleva un efecto derivado: el aumento de la acidez en las aguas marina. Y esto puede tener consecuencias negativas sobre el plancton y los corales. El mar juega un papel fundamental en los procesos atmosféricos y climáticos y lo va a tener todavía más en el futuro. Entre 1979 y 2017 la temperatura oceánica ha subido 0,4º C en el conjunto del planeta, siempre con matices regionales. Pero es un dato preocupante. El calor que se acumula en los primeros metros de la lamina de agua es un calor sensible con alto grado de permanencia. Y esto es determinante para la circulación oceánica y atmosférica. La noticia es importante para la investigación climática, pero preocupante para el bienestar biológico de una pieza principal de nuestro planeta.