Nicolás Maduro no va a permitir a la oposición presentarse a las elecciones convocadas para el primer cuatrimestre de 2018 para así salir victorioso. Los que censuran la falta de libertad y de democracia en España no han dicho ni mu al nuevo gesto del dictador venezolano para permanecer en el poder, en una pantomima de elecciones, que algunos países como EEUU ya han anticipado que no van a reconocer como legítimas porque son un auténtico fraude de ley. También Argentina ha dicho que no darán por bueno el resultado que salga de las urnas y reclama unas elecciones limpias, en igualdad de condiciones.

No sé a qué están esperando el resto de países para denunciar la falta de democracia en Venezuela, un país rico en petróleo, que recibía muchas divisas por el turismo, pero que el chavismo ha llevado al borde de la quiebra . El PIB ha caído un 15% y la inflación se ha disparado hasta un 2.000% y el FMI alerta de una inflación para 2018 del 13.000%, en lo que, sin duda, es la crisis social, política y económica más grave del país latinoamericano en toda su historia.

Maduro sabe perfectamente que legítimamente no va a ganar las elecciones, ya ha pasado por esa ingrata situación cuando perdió las elecciones legislativas en 2015, así que la única opción que tiene ahora, después de encarcelar a los líderes opositores y cargarse la liberta de prensa es impedir que la oposición se presente a los comicios. Dicho y hecho.

Los dos modelos que ponía como ejemplo Podemos de democracia y de estabilidad, como son Grecia y Venezuela, ya hemos visto como han acabado. Grecia rescatada y con un recorte brutal en los derechos sociales, mientras Varoufakis, el gran gurú de la economía se dedica a dar conferencias sobre las bondades del marxismo.