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De ayer a hoy

Memoria borrada en una pizarra

El Ayuntamiento de Alzira nunca cumplió el acuerdo de dar el nombre de Emilio Pastor y Manuel Gaspar a sendos colegios

Memoria borrada en una pizarra

En la festividad de San José de Calasanz, que el calendario fija el próximo viernes, el magisterio español celebraba el Día del Maestro. Hoy parece que solo lo conmemoran los maestros jubilados. De los que consumieron sus años dedicando lo mejor de su vida a la noble docencia, creo que la más difícil y de más responsabilidad es la primera enseñanza. Decía el recordado maestro nacional Gonzalo Hernández que «si no existiera la primera enseñanza, tampoco podría perfeccionarse la superior; los que no vayan preparados desde la primera enseñanza, pocos escalones podrán subir en el bachiller o en la universidad, porque sin cimientos no se pueden hacer buenos edificios».

De los maestros de escuela ponía Miguel de Cervantes en boca del "Licenciado Vidriera", el juicio que le merecen algunos oficios o profesiones, como los maestros de escuela. De los maestros de escuela decía que «eran muy dichosos, pues trataban siempre con ángeles dichosísimos, si los ángeles no fuesen mocosos».

Hoy deseamos recordar a un querido maestro de escuela, don Emilio Pastor Rojo, que impartió magisterio en Alzira desde los primeros años del pasado siglo XX. De su escuela he hallado en mis archivos fotográficos, una imagen que data el 1930, que acompañamos a estas líneas.

Emilio Pastor accedió a su plaza en Alzira en 1909 por oposición. Don Emilio vino al mundo en 1885 en Alcalá de Júcar (Albacete) donde sus padres, Valentín y Elena. Su progenitor era veterinario de Albacete y su madre de Tarazona de la Mancha, descendiente de plateros italianos que vinieron a España en 1818 y maestra de primaria en Alcalá de Júcar. Ella falleció durante la epidemia de cólera, en 1885, a los 37 años de edad. Su hijo Emilio nacería un poco antes de su óbito.

Emilio y su esposa, Antonia Pérez, tuvieron cuatro hijos, Natalia, Valentín, Emilio y Esperanza, residiendo en la calle Mayor San Agustín, 42-2º, donde falleció a los 59 años a causa de leucemia renal, el 22 de enero de 1945.

¿Quién de ustedes, queridos lectores, al llegar a cierta edad, no recuerda con cariño al maestro o maestra que les enseñó las primeras letras? Podría aquí mentar a multitud de maestros que pasaron por las escuelas de Alzira en la época en que mi padre -maestro nacional- llegó a esta ciudad en 1934. Queremos recordar a Emilio Pastor, y lo hacemos en memoria de todos los maestros que ejercieron en Alzira.

El 28 de septiembre de 1974 entraron en servicio dos grupos escolares en Alzira, que en principio se denominaron Alzira I y Alzira II. El primero en la avenida Vicente Vidal y el segundo en la partida Tulell, frente al colegio La Purísima. El 1 de febrero de aquel año, la corporación municipal que presidía José Pellicer acordó darles a los grupos escolares arriba reflejados el nombre de dos maestros que ejercieron magisterio en Alzira, Emilio Pastor Rojo y Manuel Gaspar Lacruz. Dos días después tomó posesión la nueva corporación municipal. El acuerdo nunca se llevó a la práctica.

El 10 de febrero de 1984, la comisión municipal de gobierno dio nombre de Ausiàs March al colegio de EGB Alzira I y, el 24 del mismo mes, la misma comisión acuerdó dar el nombre de Luís Vives al colegio de EGB Alzira II.

Son muy respetables los nombres de Ausiàs March, poeta y caballero de nuestra tierra, y Luis Vives (humanista, filósofo y pedagogo), pero queda fuera de toda duda el buen hacer de los maestros Emilio Pastor y Manuel Gaspar. Junto a otros compañeros, en sus tiempos de impartir docencia en Alzira, lo hicieron en edificios particulares, Escuelas Pías, en casas de la calle Colón, Hort dels Frares, Enseñanza, San Francisco, en un habitáculo unido al Hospital Santa Lucía y en l'Escola del Ratolí, en la plaza del Sufragio. Entonces no había grupos escolares.

El tiempo, las personas y los gobiernos se han encargado de mejorar la enseñanza, pero la figura del maestro ha sido siempre la misma. En el libro «Corazón», que Edmundo de Amicis escribió en 1887, que fue de lectura en las escuelas de la época referida, se dice del maestro: «Quiérele como quieres a un hermano; quiérele cuando te acaricie y cuando te regañe; cuando es justo y cuando te parezca injusto; quiérele cuando esté alegre y más aún cuando esté triste. Quiérele siempre. Pronuncia perpetuamente con respeto el nombre de Maestro, que después de tu padre, es el nombre más dulce que puede dar un hombre a un semejante suyo».

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