Desgraciadamente, los parámetros capitalistas que rigen la sociedad actual dictaminan que todo debe ser evaluado en función de su rentabilidad económica. Se esconden así elementos de análisis necesarios para entender la compleja realidad. En este caso, por ejemplo, ¿cómo afectan las crisis hídricas en la autoestima de los agricultores por la falta de ayudas y de qué forma repercute en la visión sobre el sector primario? Es un ejemplo. Todo viene porque el sindicato agrícola AVA-Asaja (Asociación Valenciana de Agricultores) ha cuantificado en seis millones de euros el sobrecoste del riego adicional que se ha tenido que aplicar para poder salvar las cosechas ante la situación de carencia de lluvias. Un estudio elaborado por los servicios técnicos del sindicato de agricultores revela que la necesidad de contrarrestar los nocivos efectos que el calor imperante está teniendo sobre la natural evolución de los cultivos ha obligado a los regantes a incrementar el uso de agua en más de 40 hectómetros cúbicos durante los dos últimos meses.

Por término medio, y tomando como referencia una parcela de cítricos de una hectárea, se ha pasado de efectuar una hora de riego semanal —que sería la frecuencia habitual en cualquier invierno que no fuese climáticamente tan anómalo como el actual— a tener que regar al menos cinco horas semanales, es decir, cinco veces más, con el consiguiente aumento de los costes que tienen que afrontar los regantes. A los agricultores, según AVA, no les queda otra salida para tratar de preservar en lo posible sus cosechas que redoblar el gasto en el capítulo correspondiente a la frecuencia de riegos, ya que, según los datos de las estaciones climáticas valencianas, las precipitaciones se han reducido un 90,5% respecto al mismo período del año anterior, al tiempo que las temperaturas medias en diciembre experimentaron un incremento de 2,4 grados hasta situarse en 11,9. Muchos días las temperaturas superaron los 20 grados.

Mermas en la producción

Además, esa falta de horas de frío durante el presente invierno, según ha podido confirmar el sindicato, preocupa cada vez más a los agricultores valencianos porque, no en vano, las denominadas horas de frío (que en términos agrarios implican temperaturas por debajo de los 7 grados) se han reducido este año en una proporción del 56,7% respecto al curso pasado, de tal manera que cultivos como los frutales, la viña, el olivo y los frutos secos no pueden entrar en la necesaria parada invernal que requieren para su correcto desarrollo. «Si el frío no llega pronto e invierte la situación actual, los referidos cultivos sufrirán problemas de floración y cuajado con el consiguiente descenso de sus respectivas producciones», defiende el sindicato.