El alcalde de Alzira, Diego Gómez, salió al paso de las críticas de los padres del colegio La Purísima que le acusan de haberles engañado al anunciar su apoyo frente a la supresión de una unidad de primero de Bachillerato, que finalmente se ha confirmado, y detalló todas las gestiones que ha realizado en favor del centro y las familias aunque, en última instancia, señaló que el gobierno municipal «entiende» la decisión de la conselleria en base a unos criterios objetivos. «Es nuestro gobierno y no vamos a enfrentarnos a una decisión política que se basa en el pacto del Botànic y la reversión de las unidades públicas que se cerraron en la época del PP», dijo.

Con todo, Gómez explicó que ha mantenido tres reuniones con el equipo directivo del colegio y ha colaborado en las alegaciones; acompañó a los representantes de La Purísima a una reunión con el director general de Centros y mantuvo otra con el director general de Política Educativa; dijo haber mantenido conversaciones telefónicas y en persona con el conseller, con la vicepresidenta del Consell y con el gabinete del presidente, Ximo Puig.

El alcalde, no obstante, expuso que el ayuntamiento no tiene decisión en la planificación educativa que se basa en considerar la escuela concertada como subsidiaria de la pública y que contempla «revertir las políticas regresivas del PP en cuanto a la supresión de unidades en la pública»; defendió que siempre ha intentado explicar a las familias cuales eran los criterios objetivos, que resumió en que el alumnado de La Purísima cabe en los institutos públicos, y que el ayuntamiento ha velado porque no hubiera ninguna arbitrariedad en la decisión.