El campus de Gandia de la Universitat Politècnica de València (UPV) se ha prolongado hasta formar parte durante un día del Centro de Tecnología Poscosecha de Citrosol, basado en los tratamientos para mantener la calidad de frutas y hortalizas frescas. El edificio de I+D ubicado en la sede de la compañía valenciana, situada en Potries, se convirtió en Aula Magna para desarrollar la jornada «Los secretos del éxito empresarial», donde los emprendedores conocieron de primera mano el ADN investigador de esta empresa puntera en la Comunitat Valenciana y en España.

«Los secretos del éxito empresarial» era el título de la jornada programada por la Cátedra de Innovación de la UPV. Dicho éxito solo puede ser fruto de la puesta en el mercado de innovaciones de valor añadido, un tránsito que requiere acercar el laboratorio al proceso industrial y productivo y viceversa, obteniendo así una sinergia constante y positiva.

Pilares que sostienen la I+D+i

En este contexto, la I+D+i de Citrosol persigue tres grandes objetivos estratégicos. En primer lugar, incrementar la vida comercial de frutas y hortalizas y su seguridad alimentaria, lo que significa que las nuevas soluciones desarrolladas en el laboratorio tienen que mantener eficacias elevadas en las condiciones industriales de las centrales hortofrutícolas.

En segundo lugar, esas soluciones deben ser homogéneas y uniformes en su aplicación industrial. Citrosol reduce al máximo la variabilidad industrial y entra así en el desarrollo del concepto de «poscosecha de precisión».

Finalmente, las herramientas poscosecha deben incorporar mejoras medioambientales que respondan al compromiso por la sostenibilidad de Citrosol y a su decidida apuesta por la llamada Economía Circular.

La jornada se cerró con una segunda charla de Citrosol a cargo de Marga Guillot, directora del Área Legal-IP de la compañía, que se centró en la importancia de saber defender y proteger los resultados de la tarea investigadora para que las empresas mantengan la confianza necesaria para seguir reinvirtiendo parte de sus beneficios en el departamento de I+D, sin temor a prácticas desleales. «Los derechos de propiedad intelectual recompensan la creatividad y el esfuerzo humano, que estimulan el progreso. Una adecuada protección de los mismos es indispensable para promover que las empresas destinen recursos económicos a la innovación», señaló Guillot.