El hombre cuenta más chistes pero la mujer ríe más, dado que genéticamente difieren sus estrategias cerebrales para procesar las situaciones absurdas que desencadenan la risa, que es algo innato al ser humano, aparte de saludable, ya que reduce el 40 % los infartos y alarga 4,5 años el promedio de vida.

Así se explica en un vídeo divulgativo llamado Cerebro feliz: la risa y el sentido del humo, presentado por la catedrática de Bioquímica de la Universidad de Navarra Natalia López Moratalla, sobre cómo procesa el cerebro las situaciones absurdas y cuál es el proceso que se desencadena cerebralmente desde que se cuenta un chiste hasta que la gente se ríe.

A partir de nuevas técnicas de resonancia magnética con el uso de neuroimágenes y la lectura de chistes en cartones y la representación de escenas cómicas, se han analizado las zonas del cerebro que se activan o silencian en los hombres y las mujeres cuando se les plantea una situación absurda, y cómo se integra lo emocional y lo cognitivo en los procesos que desencadenan la risa.

Se ha comprobado que ellos y ellas procesan distinto lo divertido, ya que las mujeres activan más las zonas cerebrales relacionadas con el procesamiento del lenguaje, y disfrutan más del humor, es decir, se ríen mas; por el contrario, "el cerebro masculino no integra tanto lo emotivo".

Las diferencias no sólo proceden del número de neuronas en determinadas zonas del cerebro de unos y otras, sino además a las conexiones neuronales entre ambos hemisferios en los hombres respecto a las mujeres.

Las diferencias en la cantidad de expresión de los genes influyen en gran medida en el hecho de que el cerebro se vaya desarrollando de una manera u otra en el caso del niño o la niña desde la gestación. La risa produce una liberación de dopamina, que es la hormona de la felicidad.