McQueen ideó, antes de su temprana muerte, unos bolsos rígidos de mano (clutch) con cuatro anillos unidos a modo de asa para llevarlos con mayor comodidad. El diseñador británico aderezaba sus ring clutches con la imaginería gótica a la que era devoto. La casa continúa realizando estos modelos, altamente apreciados y copiados hasta la saciedad. El problema es que lo que en McQueen eran piezas joya, en su versión de bajo coste „muchas made in China„ unido a la tendencia neopunk en alza ha sido sustituido por auténticos puños americanos.

Las fuerzas de seguridad llevan meses interviniendo este tipo de accesorios acogiéndose a la Ley sobre Protección de Seguridad Ciudadana y el Reglamento de Armas. En el caso que ha llevado a la asociación Tyrius de Valencia a dar la voz de alarma, a la compradora el bolso le fue intervenido en el aeropuerto de Barajas. Algo parecido le ocurrió hace unos años en Zurich, Suiza, a la socialité inglesa, Tara Palmer-Tomkinson, ahijada del príncipe Carlos, pero no por un bolso, sino por unos zapatos. El escáner detectó en su maleta un par de pistolas. En realidad, eran unos zapatos de Karl Lagerfeld para Chanel cuyos tacones semejaban un arma de fuego. Unos zapatos que lució en más de una ocasión Madonna sin problemas pero que casi deja en tierra a una mujer en el aeropuerto de La Guardia en Nueva York el pasado verano. El control del aeródromo le decomisó una copia de los zapatos de Chanel.

Tampoco parece sencillo embarcar con muchos de los diseños del prestigioso diseñador de calzado Christian Louboutin, decorados con afilados pinchos de metal. No es algo nuevo. Las legendarias botas Dr. Martens originalmente llevan una puntera interior de hierro y en España fueron prohibidas por considerarse de alta peligrosidad.

Cuero, cruces, pinchos... Los diseñadores recrean la estética punk en sus desfiles y las tiendas multiplican el revival (dicen los sociólogos que tiene que ver con la crisis y la rebeldía). Tanto que ha sido objeto de revisión en una exposición antológica y fue el leit motiv de la última gala del MET de Nueva York. La música también ha contribuido a extenderla, especialmente el videoclip de Lady Gaga Telephone (2010). A la extravagante diva, por cierto, lucir un modelito imposible de McQueen casi le cuesta un disgusto durante un vuelo. Pero esta vez fue por culpa del material, PVC. Con la presión las piernas de la artista comprimidas empezaron a hincharse.

Gaga es posiblemente la clienta más famosa de Asaad Awad, un libanés afincado en Lavapiés, Madrid, que trabaja complementos de cuero y metal, casi de forja. Awad, que presentó sus colecciones en Valencia Fashion Week durante dos temporadas, suele decir que sus seguidores y seguidoras son «peligrosos». Estéticamente hablando, claro.