A partir de este viernes, los cielos de África recibirán durante seis semanas tres autogiros de última generación y de apenas 450 kilos, cuyo primer prototipo salió allá por los años 20 del siglo pasado de los dibujos del ingeniero español Juan de la Cierva.

El piloto valenciano Ignacio Yuste (Valencia, 1971), junto a los instructores de vuelo Pablo Benthem y Francis Giménez se han propuesto cruzar el continente, de Marruecos a Sudáfrica en seis semanas, a los mandos de estos aparatos con la categoría de ultraligeros y de fabricación española -la fábrica principal, Ela Aviación, está en Fuente Obejuna (Córdoba)-.

"Es un proyecto que llevamos entre manos desde hace tres años. Yo empecé a volar hace algunos años, como una afición más, y Francis me propuso formar parte de esta aventura y acepté. Vamos a cruzar África de norte a sur y, si lo pensáramos, no saldríamos de casa pero yo soy muy optimista y creo que va a salir bien", explica Yuste.

Este reto que parece salido de una novela de Julio Verne o de esas grandes aventuras aeronáuticas del primer tercio del siglo XX tiene un doble objetivo. "Es un reto que nunca se ha hecho. El autogiro es un invento español y queremos ver y conocer de primera mano qué prestaciones reales tiene en situaciones de distinta índole porque vamos a pasar del la primavera de aquí al verano y luego al otoño en Johanesburgo", añade.

El autogiro es un aparato que hace todo lo que hace un helicóptero menos el transporte y que es muchísimo más barato. El rotor de las palas de un autogiro no tiene motor y las palas se mueven con el viento pero cuenta con un motor posterior. Y, además, es bastante más barato que un helicóptero. En este sentido, el piloto valenciano -afincado en Tarifa desde hace 15 años- comenta que "partimos con un presupuesto de entre ocho mil y diez mil euros por persona, pero los ultraligeros no son caros de mantener. Necesitan una revisión cada cien horas de vuelo y, después, revisiones puntuales".

Por esta versatilidad y el ahorro que supone el invento español, la travesía ha interesado a la Unicef, de ahí que luzcan el logotipo de la organización internacional. «Queremos ver sobre el terreno cómo puede ayudar un autogiro en labores humanitarias. Ahora tenemos alguna idea en la cabeza, como podría ser transportar a un médico de una localidad a otra porque es mucho más fácil de manejar que un helicóptero, por ejemplo, pero no será hasta que no estemos allí cuando realmente veamos de qué forma podríamos ayudar", apunta.

Su autogiro, con un motor de 115 caballos y un depósito supletorio de gasolina, en total 120 litros, irá además equipado en el morro con una cámara dirigida desde la carlinga por un mini iPad con la que poder filmar la aventura. Por eso, los pilotos no quieren volar por encima de los 100 metros de altura ni ir a más de 100 kilómetros por hora para disfrutar de todos los detalles de tierra, con una excepción: sobrevolarán el Monte Camerún, un volcán de 300 metros de altura: "Vamos con cierta incertidumbre y con 16 visados diferentes. Tenemos que ir buscando aeropuertos en los que sea cómodo aterrizar y gasolineras en las que repostar, por eso no nos marcamos un kilometraje concreto por etapas sino que iremos haciendo el recorrido en función de las ganas, el viento y la ubicación de esos aeropuertos".

Los pilotos volarán por la costa oeste del continente pero evitarán las turbulencias políticas de Sierra Leona y Liberia pasando por el sur de Mali. Dormirán en tiendas de campaña y algún hotel y estarán localizados por teléfono satélite, al tiempo que la empresa malagueña Aerodynamics les asistirá 24 horas. Gloria Hernández, esposa de Pablo y también piloto, será el contacto en España, país donde el autogiro no tiene uso institucional, al contrario que en Alemania o Francia.

En el 80 aniversario del despegue y aterrizaje de un autogiro del portaviones español Dédalo, este trío de audaces quiere homenajear a Juan de la Cierva y demostrar, cruzando África, la gran utilidad de su invento.