Investigadores de Alemania, Holanda, Suiza, Reino Unido, Irlanda y España, implicados en el proyecto europeo HeCaToS (Hepatic and Cardiac Toxicity Systems Modelling) se han reunido en el Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) para analizar los avances científicos de este consorcio que busca desarrollar modelos avanzados, basados en la biología de sistemas, para anticipar la toxicidad y posibles reacciones adversas hepatotóxicas y cardiotóxicas de nuevos medicamentos, mediante modelos computacionales predictivos.

El proyecto de investigación, de cinco años de duración, integra un equipo multidisciplinar formado por bioinformáticos, biólogos, toxicólogos y médicos de diferentes países que estudian la aplicación de los recientes avances en ómicas, modelos 3D celulares, química computacional, biología de sistemas y toxicidad molecular, según informó ayer la Generalitat.

El objetivo es modelizar la respuesta de ambos órganos a los medicamentos en los pacientes y anticipar, en fases muy tempranas del uso clínico, los potenciales efectos adversos hepáticos y cardiacos de los fármacos.

La toxicidad de los medicamentos supone actualmente un problema relevante de salud y tiene un gran impacto a nivel económico y sanitario. Con frecuencia, la baja incidencia de algunos de estos efectos adversos hace muy difícil su detección en las fases tempranas de investigación clínica.

Según los expertos, en ocasiones, los potenciales efectos tóxicos pasan desapercibidos en los primeros sujetos en estudio y sólo se manifiestan cuando el medicamento se administra a un mayor número de pacientes.

En este sentido, actualmente hasta un 30 % de los fármacos en fase de investigación no concluyen el proceso de validación clínica al presentar una toxicidad inesperada. «Además del problema sanitario, esto conlleva cuantiosas pérdidas de tipo económico para la industria farmacéutica», señalaron. En ocasiones, las reacciones adversas se detectan en fases avanzadas de comercialización, y así, entre los años 1998 y 2007 en EE UUs se retiraron del mercado 19 fármacos por sus efectos gravemente tóxicos y en ocasiones letales.

Ciertos fármacos, en particular algunas antraciclinas utilizadas en el tratamiento de tumores, producen toxicidad y alteraciones funcionales cardiacas.