La entrevista discurre en el banco de una plazoleta céntrica de Valencia. A veinte metros, en el bajo de un edificio, un sin techo duerme en su saco de dormir. El Micalet da las once de la mañana.
Creamos realidades virtuales como la de Pokémon Go, con objetos que no existen, cuando a nuestro lado hay personas reales que nos necesitan y ni vemos. ¿Qué sociedad es ésta?
Cuando lo vi, no me lo podía creer. La realidad virtual es algo que nos crean. Pero la realidad es lo que existe, realmente, en la sociedad. ¿Cómo buscamos algo que nos crean, en la realidad virtual, cuando nuestro vecino necesita ayuda para salir de casa y poder ir a comprar y no nos damos cuenta? Estamos en una sociedad necesitada de unión. Y no hace falta ir más allá de la esquina de tu casa: hoy en día hay mucha necesidad, gente que lo está pasando mal. Los voluntarios ayudan a ello, desde la sociedad civil y sin estar reconocidos. Están haciendo una labor silenciosa, invisible.
Y sin ellos, ¿qué pasaría?
Sería una sociedad más injusta. Habría gente sin apoyo, completamente abandonada. Porque apoyamos a gente que se ha quedado excluida de la sociedad. Les ayudamos, les damos alegría y cariño, las acercamos a la sociedad para integrarlas.
«No tengo tiempo para ser voluntario». Es la excusa comodín.
Todos podemos sacar media hora a la semana para ayudar.
¿Quitar esa media hora a qué?
Media hora de dormir, por ejemplo. Quítate media hora de dormir y, después, dormirás más a gusto por haber ayudado a alguna persona que lo necesita.
O quitársela al móvil.
O al móvil, que no es necesario. El móvil y el ordenador nos ocupan mucho tiempo. Sólo con esa media hora tenemos bastante. Y aconsejo a todos hacer voluntariado.
¿Por qué? ¿Qué se obtiene?
Económicamente, nada. Pero a nivel personal sacas mucho. Ves cuál es la sociedad en la que vivimos. Ves la necesidad real. Porque muchas veces no se ve.
Vivimos en una nube.
¡Claro! La gente no conoce la realidad.
¿Ayudar engancha?
Sí, te vas a casa muy a gusto. No das para recibir algo, sino porque quieres dar. Porque quieres una sociedad más justa, más igualitaria.
Sólo con la queja, con la protesta de que todo va mal, no vale.
Ha de ir todo alineado: reivindicar ante la Administración y, aunque tengas mucha carga laboral y familiar, dar tú también un poco: aunque sea media hora de tu tiempo. No sólo ha de ser la Administración la que cambie las cosas.
Hay jubilados que se vuelcan en ayudar al prójimo al retirarse de la vida profesional.
Sí. Pueden aportar las habilidades profesionales y personales adquiridas para ayudar a gente que lo necesita. A los jubilados les queda mucha vida por delante para aportar a la sociedad.
Insiste en que no hay que coger aviones para ayudar.
¡No! Lo tienes al lado de casa. Fuera hay mucha necesidad, pero en tu pueblo también hay gente necesitada, aunque te centres en tu vida y tu trabajo y no te des cuenta. Hay que volver a algunos valores.
Por ejemplo
El de solidaridad, para hacer una sociedad más justa, y el del apoyo, para hacerla más igualitaria sin ser tan egoísta. Ser voluntario tiene una gratificación personal. Entiendes otros problemas, te hace más sensible. Ves que no hay competitividad; aquí hay compañerismo. Eso es clave para ayudar a los demás.
