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En los últimos meses, el gobierno estatal y los autonómicos han intentado regular el sector de la seguridad en el ocio nocturno mediante la concesión de licencias obligatorias para poder ser portero de discoteca. Y ello a raíz de destaparse el control que ejercían varios grupos mafiosos, e incluso neonazis, sobre este sector, sobre todo en Madrid, tras producirse varios "ajustes de cuentas" entre estos grupos delictivos.

Uno de estos casos fue el de la discoteca madrileña "Heaven", donde en octubre de 2008 murió su portero Catalin Stefan Crasiun (alias Cata, rumano de 31 años y uno de los capos del "clan de los búlgaros"), tiroteado por Carlos Monge (alias El Cuchillos, de 26 años). Esta muerte dejó al descubierto una guerra que se empezó a fraguar meses atrás por el control de la seguridad nocturna en las salas de ocio y discotecas madrileñas. Según la policía, el presunto homicida acudió a "Heaven" a solucionar alguna cuestión relacionada con el mundo de la delincuencia, concretamente de la extorsión y de las luchas de poder entre las mafias de porteros de discotecas.

Tal como apuntaron entonces las fuentes policiales, quien controla las puertas de una discoteca controla también los negocios ilegales que se producen en su interior.

Las mismas fuentes señalaron también que Monge formaba parte de uno de los pequeños grupos neonazis que están intentando hacerse con el control de los porteros de las discotecas, un negocio que desde hace años está en Madrid en manos del clan al que pertenecía Cata y que está dirigido por Rafi Behyhan Renzi, alias Ivo el búlgaro.