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Cinco largos meses y en el corazón del distrito de Algiròs, en Valencia. Ése es el tiempo y el lugar en el que un jubilado ha permanecido muerto dentro de su piso sin que nadie le echara suficientemente en falta como para alertar a los servicios de emergencia.

José, que habría cumplido los 69 años el pasado mes de noviembre, debió morir a mediados de julio, porque fue entonces cuando los vecinos de la finca de la calle Zarra donde vivía recuerdan haberlo visto por última vez. Y empezaron a caer las hojas del calendario, pero nadie se dio cuenta de su ausencia.

El inmueble se presta al anonimato. "Son tres edificios y todas las viviendas son de alquiler a través de una empresa. Eso hace que, salvo cuatro o cinco vecinos -explica Ana, residente en el mismo bloque que José-, el resto pase poco tiempo aquí. No te da tiempo a conocer a la gente. Van y vienen".

Llegó el mes de agosto, "en el que aún se vaciaron más pisos de lo normal, entre la gente que había de vacaciones y la que se había ido". En septiembre, el vecino del rellano empezó a sospechar que algo podía haber ocurrido, porque "notaba que olía mal".

La Policía Local llegó a acudir en dos ocasiones, pero el exterior de la vivienda estaba en orden y nada parecía sospechoso. Todo continuó igual.

El buzón estaba "a tope"

Sin embargo, había señales de que algo iba mal. "El buzón, la verdad, es que estaba a tope. Últimamente se había llenado hasta arriba". Y seguía oliendo mal.

El mismo vecino que se había preocupado en las ocasiones anteriores no pudo más y acudió a las oficinas de la empresa que alquila las viviendas. Les hizo partícipes de sus temores de que a José le hubiera sucedido algo, a tenor del tiempo transcurrido sin verle, de las señales de dejadez, como el buzón, y del persistente mal olor en el rellano. "Por lo visto, le dijeron que seguía pagando el alquiler, así que no veían problema", afirma Ana. El recibo estaba domiciliado. Sin embargo, comprobaron que no había más movimientos bancarios en su cuenta que el abono de los recibos y el cobro de la pensión. Ni una sola extracción.

El martes, el vecino y la empresa de alquiler pidieron ayuda a la policía nacional. Cuando los agentes entraron, encontraron el cuerpo de José en la cocina, en avanzado estado de descomposición y sin señales de violencia. Todo apunta a una muerte por causas naturales. Pese a los esfuerzos de la policía, no ha sido localizado ningún familiar. Su cuerpo permanece en el tanatorio municipal.