La negra coincidencia del destino hizo que Cristian Fernando Huanca fuera asesinado apenas cuatro meses después del crimen de la que fue su novia durante años, la joven Celeste B. M. Ambos jóvenes mantuvieron una relación sentimental desde los 13 años, según explicaron sus amigos. De hecho, el ahora fallecido llevó al funeral un ramo de rosas rojas en recuerdo de la muchacha. «Hemos perdido dos amigos en pocos meses».

Los amigos de «Splinter», sobrenombre con el que era conocido el fallecido, están destrozados por lo ocurrido y lamentan no haber podido estar junto a él cuando fue atacado. «Si hubiera estado con él me habrían apuñalado a mí también, pero no me importa, él era mi colega», aseguraba Cristian, quien esa misma tarde le había llamado para irse con él al fútbol. «Me dijo que nos esperaba en el río».

Cristian Fernando llevaba viviendo en Valencia nueve años, junto con sus padres y su hermano pequeño, mientras que su otra hermana, de 22 años, se quedó en Ecuador. «Deportista y alegre», así lo describen sus amigos y familiares con el dolor de saber que nunca más volverán a ver su sonrisa.