En apariencia, un empresario en apuros que importaba productos colombianos y llevaba una vida discreta en una urbanización de l'Eliana, y un pacífico discapacitado en silla de ruedas, recién llegado con su mujer y sus dos hijos a un moderno piso junto al tranquilo barrio de la Aguja, en Valencia. Según la policía nacional española y la fiscalía colombiana, dos peligrosísimos sicarios pertenecientes a dos de las bandas de asesinos a sueldo más sanguinarias de los principales cárteles que dominan el mercado internacional de la cocaína.

Las detenciones, conocidas ayer, fueron practicadas a primera hora del pasado jueves. Agentes de la Unidad Central de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de Madrid, con el apoyo del grupo de Crimen Organizado de Valencia, apresaron de manera simultánea a los dos sospechosos, dos de los sicarios más buscados por las autoridades colombianas y los más peligrosos de cuantos han sido apresados en nuestro país. Pese a que pertenecían al mismo negocio, no existe vinculación entre ambos.

Mauricio Alberto González Sepúlveda, alias "Ronco", de 44 años, fue detenido en el chalé situado en el número 4 de la calle Corona de l'Eliana donde residía en régimen de alquiler con su mujer y el bebé de un mes que tenía la pareja. No se resistió. El otro fugitivo de la justicia colombiana, Henry Norberto Valdés Marín, alias "Pollo", de 36 años, fue capturado a la puerta del edificio donde residía desde finales de julio, en el número 6 de la calle del Emigrante Valenciano, en l'Olivereta. Tiene mujer y dos hijos: una niña de siete años y un chico de 14.

Ambos fueron localizados gracias a la información facilitada en junio por el oficial de enlace de la policía colombiana en España. Las malas lenguas afirman que la ubicación de Ronco y Pollo es fruto de las revelaciones de los antiguos jefes de los paramilitares, presos actualmente en cárceles estadounidenses.

De hecho, ya en mayo pasado cayó en Córdoba William Azate Varela, alias "Platini", uno de los jefes de Pollo, que lideró la banda de sicarios conocida como La Negra Molina -en honor al apellido del policía colombiano corrupto que la fundó- o Tres Puntillas -porque clavaban a sus víctimas en la cabeza una suerte de herramienta casera fabricada con tres clavos, a modo de sello de garantía de trabajo-.

Ya están en prisión

Ambos han ingresado ya en prisión provisional por orden del juez de la Audiencia Nacional Ismael Moreno, que cursó las órdenes de detención en atención a la solicitud de arresto y extradición emitida por Colombia.

Según las autoridades de aquél país, Mauricio Alberto González Sepúlveda, cobijado en l'Eliana, donde vivía desde hace al menos dos años, fue uno de los líderes del autodenominado Bloque Héroes de Granada, una facción rebelde de los paramilitares, que en su momento estaba integrada en las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Ronco, como muchos otros "paras", se acogió a la Ley de Justicia y Paz, pero incumplió los requisitos que se le impusieron.

No sólo eso, sino que, además, continuó liderando la banda La Unión, uno de los brazos armados de la Oficina de Envigado, uno de los dos cárteles de la droga más poderosos de Colombia, heredero del cártel de Medellín fundada por el jefe de aquél, el narco de narcos Pablo Escobar.

Los matones de Escobar

De hecho, Envigado fue, en sus inicios, el grupo de matones a sueldo de Escobar. Las autoridades del país andino le atribuyen a la "oficina de cobros" -eufemismo para denominar las organizaciones de sicarios- La Unión decenas de asesinatos en el entorno de Medellín.

Por su parte, Henry Norberto Valdés, quien va en silla de ruedas desde que tres balazos enemigos le segaron la columna vertebral en su país natal, está considerado como uno de los 13 asesinos a sueldo de la organización La Negra Molina -uno de los dos brazos ejecutores del cártel del Norte de Valle-, que habían conseguido escapar a la redada que llevó a la mayoría de sus miembros a la cárcel hace unos años.

Las Tres Puntillas está acusada de haber perpetrado más de 200 crímenes por encargo en Colombia (118), Méjico, Venezuela, Ecuador, Brasil, Panamá, Estados Unidos y, cómo no, en España. Secuestran a sus víctimas, las maniatan y amordazan, las torturan y, tras el tiro de gracia, viene la marca de los tres clavos en el cráneo. Inconfundible.

Así sellaron, entre otras, las muertes del futbolista colombiano Albeiro "El Palomo" Usuriaga -ajusticiado por un chico de 15 años en Cali por un asunto de faldas-, las de dos agentes del país andino -uno de la DAS, la inteligencia colombiana, y el otro, de la policía- o la de una mujer hallada dentro de una maleta junto al zoo de Cali, por citar sólo algunos ejemplos.

La policía busca en España a "Valenciano"

La policía colombiana anunció ayer que el capo del narcotráfico Maximiliano Bonilla Orozco, alias "Valenciano" y uno de los más buscados en este país, podría estar también oculto en España. El director de la Policía Judicial de Investigación (Dijin), general Carlos Ramiro Mena, señaló ayer que tras la detención en Valencia y l'Eliana de los dos sicarios colombianos "Pollo" y "Ronco", las autoridades de los dos países buscan a "Valenciano" en territorio español. Bonilla es uno los principales líderes del cártel de Envigado, el antiguo cartel de Medellín, a cuya banda de sicarios pertenece supuestamente Ronco. La red controlada por Valenciano envía miles de kilos de cocaína a Estados Unidos y Europa a través de Guatemala, Honduras y México.