La Guardia Civil ha culminado en las últimas 72 horas en Valencia una macrooperación contra el dopaje entre ciclistas «amateur» que al cierre de esta edición arrojaba un balance de al menos 15 detenidos y 20 imputados. Los miles de dosis de sustancias prohibidas intervenidas eran importadas mayoritariamente de China y Pakistán, aunque en otros casos eran obtenidas tras ser presuntamente hurtadas por personal sanitario de al menos dos hospitales públicos valencianos, el Clínico y el Arnau de Vilanova. Los detenidos aprovechaban su condición de trabajadores para supuestamente desviar parte de la medicación sobrante de los tratamientos a pacientes y facilitarla a la red.

El dispositivo, que ha incluido casi una veintena de registros —dos de ellos en los citados hospitales y otro en una residencia de ancianos de un municipio de Valencia—, ha sido desarrollado por casi cien agentes capitaneados por la Sección de Consumo y Medio Ambiente (Secoma) de la Unidad Central Operativa (UCO).

Se trata de un grupo de la Guardia Civil que se ha erigido en la bestia negra del dopaje en el deporte español, con la desarticulación de varias tramas organizadas en el ámbito del ciclismo y del atletismo, principalmente. Esos sucesivos golpes al uso de sustancias prohibidas en el deporte profesional y en el amateur le ha costado verse envuelto en este último año en una tormenta política tras la detención, hace un año, de la actual senadora del PP y conocida atleta Marta Domínguez en el marco de la «Operación Galgo».

La investigación fue iniciada por el Secoma precisamente un mes después de finalizar Galgo, cuando se supo que había un antiguo ciclista profesional que al parecer suministraba a deportistas aficionados al deporte de las dos ruedas sustancias prohibidas. Tras diez meses de seguimientos y vigilancias realizados por los investigadores de la Guardia Civil y autorizados por un juzgado de Massamagrell, se puso en marcha la última fase de la operación.

Las detenciones y los registros se pusieron en marcha a primera hora de la mañana del miércoles y se prolongaron hasta última hora de ayer. Pese al mutismo absoluto mantenido ayer por la Guardia Civil, Levante-EMV ha podido saber de fuentes de toda solvencia que la mayor parte de las sustancias intervenidas —a falta del análisis definitivo— son comprimidos y viales con potenciadores físicos como clembuterol, eritropoyetina (EPO) y hormona del crecimiento, además de otros anabolizantes.

La trama estaba supuestamente encabezada por tres antiguos profesionales del ciclismo —uno de los cuales ha trabajado como entrenador de un conocido equipo—, que catalizaban la distribución de las sustancias a ciclistas amateur. Los fármacos prohibidos solían ser importados de China y otros países del lejano Oriente, como Pakistán, en pedidos realizados a través de internet a distintos sitios, de tal manera que recibían en distintos envíos los envoltorios, los útiles de administración y los medicamentos, táctica que contribuía a que pasaran desapercibidos.

La trama hospitalaria

Sin embargo, durante la investigación se descubrió que, además, los ahora detenidos contaban con un canal mucho menos ético de obtención de los fármacos: a través de la colaboración de personal sanitario de al menos dos hospitales públicos y un geriátrico, que supuestamente se aprovechaban de esa circunstancia para quedarse con la medicación sobrante de algunos tratamientos o para sustraerla directamente de la farmacia del centro, que después vendían presuntamente a los responsables de su distribución a los deportistas.