Casi diez años después de que un vecino de Valencia de 63 años, Bernardo N., fuera asesinado en un paraje de El Saler, en Valencia, la Guardia Civil ha detenido en Torrevieja al presunto autor del homicidio, delatado por una muestra de ADN que dejó en el automóvil de la víctima y que hasta hace unos meses ni siquiera tenía una identidad asociada. El sospechoso, Florin S., de 36 años y nacionalidad rumana, ha quedado en libertad provisional, aunque imputado y con la obligación de comparecer cada 15 días ante un juzgado, según fuentes del TSJCV.

La Fiscalía de Alicante no llegó a pedir el ingreso en prisión de Florin S. porque, en el momento de comparecer éste ante la juez de Torrevieja —la ley obliga a entregar al detenido en el partido judicial donde se ha producido el arresto y no en el juzgado que investiga los hechos, salvo que éste reclame lo contrario—, la juez de Instrucción número 12 de Valencia no había remitido a su colega de la Vega Baja las últimas pruebas que lo incriminan. De hecho, la juez de Torrevieja únicamente fue informada de que la prueba principal contra Florin era que tenía el teléfono de Bernardo en su poder, según las mismas fuentes.

La víctima desapareció el sábado, 6 de abril de 2002, con su coche, un Honda. La mujer de Bernardo N. denunció al día siguiente su desaparición en una comisaría de Valencia. Sin embargo, el cuerpo no fue encontrado hasta la tarde del viernes, 19 de abril. Había muerto asfixiado. Tiempo después, la Policía Local de Madrid encontraba el vehículo, bien estacionado, en una calle de la capital madrileña. Un equipo del laboratorio de criminalística de la Guardia Civil de Valencia se desplazó a Madrid y rastreó el interior del Honda. Encontraron una huella dactilar y restos de ADN.

Más de dos años de atasco

La primera fue identificada enseguida: pertenecía a C. C., un joven rumano que fue detenido el 7 de noviembre. Sin embargo, la juez lo dejó en libertad sin fianza al día siguiente, tras una hora escasa de interrogatorio. Tiempo después, archivó la causa contra él, pese a la existencia de su huella en el coche.

El ADN hallado seguía en estado durmiente. Hasta julio de de 2009, cuando se produjo la detención de Florin S. en Torrevieja por un delito grave. En ese momento, la Guardia Civil de Alicante le tomó muestras biológicas y las envió al laboratorio central.

Sin embargo, el atasco de asuntos que sufre ese centro de investigación hizo que el perfil genético no se obtuviera hasta noviembre del año pasado, 28 meses después de que se le tomara una muestra de saliva a Florin S. En apenas unas horas, la base de datos donde se almacenan los ADN de delincuentes y delitos detectó la coincidencia: el perfil hallado en el coche de Bernardo N. en 2002 pertenecía a Florin S.

El grupo de Homicidios de Valencia localizó finalmente al sospechoso en Torrevieja. La juez de Instrucción número 12 de Valencia ordenó la detención del sospechoso, que fue apresado por la Guardia Civil de Torrevieja el miércoles de la semana pasada.

Sin embargo, la instructora no reclamó el detenido, por lo que éste pasó a disposición judicial ante la juez de Instrucción número 2 de Torrevieja, en funciones de guardia, la cual únicamente disponía de un breve exhorto enviado por su colega de Valencia y un «exiguo» atestado policial, según fuentes judiciales, posiblemente el elaborado en Torrevieja tras la detención. Con esas armas, la Fiscalía se abstuvo de pedir prisión, por lo que el arrestado quedó imputado, pero en libertad provisional y con la única obligación de comparecer quincenalmente ante el juzgado.

Aún así, la juez de Valencia puede revertir esa situación una vez que tome declaración al detenido en su despacho, siempre y cuando Florin no cambie de domicilio —o de país—, pueda ser citado formalmente y acuda para explicar a la magistrada por qué su ADN estaba en el coche de la víctima y por qué tenía su teléfono móvil.