El Juzgado de Instrucción número 3 de Carlet ha archivado la acusación contra la presunta traficante polaca Danuta G. K., detenida el 29 de septiembre pasado en Marbella, tras haberla mantenido imputada desde entonces como encubridora del asesinato a tiros de otro narco en Almussafes, el montenegrino Djordje Kenecevic.

La juez tomó la decisión hace una semanas, tras el recurso presentado por la abogada de Danuta, quien alegaba, entre otros argumentos, que la acusada sólo mantenía una relación de amistad con la víctima y que el día del crimen se limitó a acompañarlo desde Valencia a Altea, donde mantuvieron una reunión con otros miembros del grupo de la que Kenecevic fue el primero en irse. La abogada destacaba en su escrito, además, que Danuta, de 50 años y actualmente presa en una cárcel alemana, donde cumple condena por narcotráfico, ha mantenido una actitud colaboradora tanto con la Guardia Civil como con la juez.

De hecho, la detención de Danuta, primero, y el sobreseimiento, después, de la acusación contra ella sólo constituyen un paso más hacia el esclarecimiento definitivo del caso. Djordje Kenecevic, un marinero de 34 años, originario de la ciudad costera montenegrina de Bar, murió tras recibir un tiro en la cabeza y su cuerpo fue quemado dentro de su coche, un todoterreno Range Rover, en la noche del 24 de agosto de 2009 en una rotonda a la entrada de Almussafes.

La investigación abierta por el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia puso al descubierto una trama de tráfico de cocaína a escala internacional en la que Djordje sólo era una pieza más. Aquél 24 de agosto, Kenecevic y Danuta se habían desplazado desde Valencia hasta Altea para mantener una reunión en la que, además, participó un socio de la víctima, el también montenegrino Zoran R.

Las incesantes pesquisas de los investigadores les llevaron primero hasta Zoran, detenido junto con su hijo en Valencia el 19 de abril de 2010. El chico, ajeno a la causa, quedó libre, pero Zoran fue a parar a la cárcel, acusado de encubrimiento. En su poder fueron encontrados efectos propiedad del fallecido de los que éste no se separaba jamás. Meses más tarde, la juez decidió archivar la causa contra Zoran.

Nuevos elementos en la investigación habían permitido a la Guardia Civil seguir escalando en la amplia y compleja red de narcos a la que pertenecía Kenecevic. Así llegaron hasta Danuta, una mujer escurridiza que utilizaba varias identidades falsas y que los agentes de Homicidios localizaron finalmente en la urbanización Palm Beach en septiembre, meses después de haber podido identificarla como jefa de Kenecevic en la organización de traficantes de droga.

Tras instar su detención al equipo de Policía Judicial de Estepona, agentes de Homicidios de Valencia se desplazaron a la Costa del Sol e interrogaron a Danuta, imputada en ese momento como encubridora. La detenida hubo de ser llevada, al día siguiente, ante el juzgado central de guardia de la Audiencia Nacional en virtud de una orden europea de detención con fines de extradición expedida por Alemania, que la buscaba como integrante de la citada red de narcos.

La extradición se cumplimentó, pero los investigadores del caso Kenecevic lograron lo que pretendían, obtener nuevos datos para proseguir la caza de los autores materiales del crimen.

Una cita para comprar 15 kilos de cocaína que se fue al traste

Djordje Kenecevic era, como otros miembros de la red de narcos de su mismo nivel, marinero de una de las más importantes navieras europeas, puesto desde el cual se dedicaba a llevar paquetes con cocaína de hasta cinco kilos a distintos puertos europeos, entre ellos el de la ciudad de Valencia.

El año 2009, había empezado a escalar puestos y todo apunta a que fue asesinado, por sus compinches o por miembros de otra banda, cuando pretendía entregar entre en torno a una veintena de kilos de esa droga en algún punto por determinar de Altea. La cita falló porque alguien le robó la droga sin pagar ni un euro por ella y se deshizo de él pegándole un tiro. Llegar hasta los autores no será fácil, habida cuenta de que la organización para la que trabajaba está formada por más de cien personas y tiene ramificaciones en al menos siete países europeos.