Después de haber sido sometido a varios exámenes forenses a lo largo de estos dos últimos años, el policía local que mató a su compañero en el retén de Bétera en marzo de 2011, y que posteriormente se disparó en la barbilla con la misma pistola, eludirá la acción de la Justicia al ser considerado inimputable. Las graves secuelas cerebrales que padece, como consecuencia del tiro que él mismo se efectuó, hacen que no sea consciente a día de hoy del crimen que cometió y por lo tanto no podrá ser juzgado por tales hechos, según informaron fuentes jurídicas.

Según los últimos informes médico forenses, el presunto asesino presenta un "cuadro de demencia postraumática" y tiene una edad mental propia "de un niño de entre cuatro y ocho años". Por todo ello, y al "no poseer una capacidad de comprensión suficiente para prestar declaración", el juez de Instrucción número cinco de Llíria decretará en los próximos días el sobreseimiento provisional de la causa por asesinato contra Nicolás D. C., según ha podido saber este periódico.

El crimen se produjo el 19 de marzo de 2011 en los vestuarios del retén de la Policía Local de Bétera durante el cambio de turno. Enrique Moreno, de 32 años, acababa de terminar su jornada laboral y ya había depositado la pistola en el armero cuando irrumpió Nicolás D. C., su compañero de trabajo, y amigo íntimo hasta hacía pocos meses. En una fecha no concretada entre noviembre y diciembre de 2010 éste había descubierto que Enrique mantenía una relación amorosa con su novia a sus espaldas.

Sin darle tiempo a reaccionar, el presunto asesino disparó dos veces contra su víctima. El primer tiro impactó contra la taquilla y apenas rozó el rostro de Enrique, que estaba de espaldas. El segundo, "efectuado con una inclinación de arriba hacia abajo" a la altura de la cabeza, acabó con su vida de forma fulminante. Inmediatamente después, y sin que sus otros compañeros allí presentes pudieran evitarlo, Nicolás D. C. se colocó el arma debajo de la barbilla y disparó con la clara intención de poner fin a su vida.

Pese a la gravedad de las lesiones cerebrales que presentaba y haber perdido masa encefálica, el presunto asesino sobrevivió y, una vez fuera de peligro, fue trasladado del Hospital La Fe de Valencia al Hospital Doctor Moliner de Serra. Tiempo después fue dado de alta y desde entonces vive solo en un apartamento próximo a una playa de Valencia, atado a una silla de ruedas. Levante-EMV habló con él durante uno de sus paseos matinales, a los que suele salir acompañado de algún familiar. Cuando le nombramos a su antiguo amigo, Nicolás aseguró "no recordar nada".