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Identificación

Interpol difunde los tatuajes del hombre asesinado en Chulilla para identificarlo

La Guardia Civil envía las fotografías y las huellas del fallecido por si estaba fichado en otro país

Interpol difunde los tatuajes del hombre asesinado en Chulilla para identificarlo

La Guardia Civil ha solicitado colaboración a Interpol en un intento por identificar al hombre que apareció asesinado el pasado 31 de diciembre en un paraje de Chulilla, donde fue abandonado tras haber sido asesinado a golpes en otro punto que aún no ha sido establecido. Para ello, los agentes que llevan el caso -el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia- ha enviado las huellas dactilares de la víctima y fotografías de los tatuajes que tenía en ambos antebrazos, y que son suficientemente distintivos como para que sirvan finalmente para ponerle nombre y apellidos.

En principio, la tesis que se baraja es que se trate de un extranjero, ya que los tatuajes son antiguos y de mala calidad, similares a los que se graban algunos reclusos en la cárcel. Sin embargo, el fallecido no tiene ninguna ficha policial en España -sus huellas no dieron ninguna coincidencia en la base de datos policial-, de modo que, en principio, no ha sido detenido ni encarcelado nunca en nuestro país.

Así las cosas, lo más lógico es que esas huellas dactilares sirvan para identificarlo en el extranjero, ya que los investigadores están convencidos de que la víctima ha tenido tropiezos con la justicia en algún momento de su vida. Si no ha sido en España, debió ser en otro país.

Además de difundir la petición de colaboración en el extranjero, la Guardia Civil ha hecho llegar las imágenes de los tatuajes a plantillas de policía local y a la Policía Nacional, ante la posibilidad de que algún agente -especialmente los dedicados a patrullas la calle- pueda reconocer alguno de esos dibujos que lucía en los antebrazos.

De momento, ninguna de esas medidas ha dado resultado, por lo que el hombre continúa sin ser identificado, el primero paso para poder resolver su asesinato.

El cuerpo sin vida de este hombre de mediana edad fue descubierto alrededor de las 17.30 horas de la tarde de Nochevieja por un montañero, tirado a unos seis metros del camino asfaltado que enlaza el casco urbano de Chulilla con el pantano de Loriguilla. Su asesino lo llevó casi con toda seguridad en un vehículo hasta el punto donde lo abandonó, a kilómetro y medio de la última casa de Chulilla.

El cadáver conservaba la ropa: un pantalón vaquero, un suéter gris de punto y unas zapatillas deportivas muy gastadas. Ningún otro elemento identificativo u objeto personal. De pelo castaño claro con algunas canas, los forenses estiman que medía cerca de 1,75 y que tenía entre 50 y 55 años de edad.

La autopsia confirmó la primera impresión del forense que acudió al levantamiento del cadáver y de los investigadores: el hombre recibió al menos seis golpes fortísimos, varios de los cuales le hundieron el cráneo. De hecho, su cara estaba destrozada como consecuencia de los impactos con un objeto contundente y no cortante que aún no ha sido identificado.

Cuando fue hallado, llevaba unos diez días muerto, por lo que el homicidio se sitúa, probablemente, en el fin de semana entre el 19 y el 21 de diciembre. Una de las hipótesis es que se trate de un indigente, posiblemente toxicómano -le faltaban varias piezas dentarias con anterioridad a la paliza- que pudiera haber muerto golpeado por un conocido en una noche de borrachera.

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