El hombre de nacionalidad rumana que pasó la noche de ayer atrincherado en una nave del polígono industrial Inbisa de Figueruelas (Zaragoza), «sólo quería que lo dejaran tranquilo y poder trabajar«, explicó una mujer a quien el hombre considera «como su abuela». El hombre se encerró en la nave, en la que había montado una quesería tras invertir varios miles de euros, y amenazó con suicidarse provocando una explosión de butano, ante la llegada de la comisión judicial que iba a ejecutar el desahucio por el impago del alquiler durante varios meses. Tras una «larga noche» y el aplazamiento del desahucio, el negociador de la Guardia Civil logró convencer al hombre, que nunca llegó a amenazar a terceros, de que saliera y abandonara su actitud.